¿A qué edad se deja de ir al ginecólogo?

Sería ideal que cada persona tuviera anotado cuándo se ha hecho la última revisión de salud, para saber exactamente en qué momento debe de hacerse la siguiente. Es vital poner el foco en la prevención para evitar posibles sustos y mantener el organismo en forma. Hay algunas especialidades que requieren una visita al médico más frecuente que otras. En el caso de las mujeres, la revisión con el ginecólogo siempre debe de estar presente en su cabeza, independientemente de la edad que se tenga.

Pero ocurre que muchas, cuando ya han tenido hijos, espacian las visitas con este especialista pensando que ya no es tan importante realizarse exámenes periódicos. Este es un error, ya que es fundamental seguir yendo al médico y haciéndose las pruebas que corresponden a cada edad.

Cuando hacer revisión ginecológica

No existe una respuesta única a la pregunta cuándo debería ir al ginecólogo o a qué edad hay que ir al ginecólogo por primera vez. Depende de cada persona, aunque lo importante siempre es prevenir, por lo que no hay que aplazarlo demasiado. Hay varios momentos importantes:

  • En la pubertad (entre los 8 y 13 años) como una parte complementaria de los hábitos de higiene y cuidados que han aprendido en casa. De esta forma, una persona especializada puede explicar cuáles son los cambios que se producen en el cuerpo de la mujer, qué es la menstruación, con qué frecuencia aparece, sus características y los hábitos de higiene que se deben tener para evitar infecciones.
  • Adolescencia (entre los 14 y los 17 años). La consulta se realiza antes de que la mujer se inicie en la actividad sexual. El médico resuelve posibles dudas sobre el ciclo menstrual, las molestias que causa o el tipo de flujo vaginal. Esta consulta también sirve para educar en métodos anticonceptivos y prevenir enfermedades de transmisión sexual.
  • Cuando se inicia la vida sexual. Es la opción más recomendada, siempre que no tenga dolor o alteraciones del ciclo. El médico puede resolver posibles dudas y realizar una revisión ginecológica, que sirve como un chequeo.
  • Cuando hay síntomas. Aquí estarían las irregularidades en el ciclo menstrual o las alteraciones que pueden surgir cuando sale el botón mamario.

Cuando se empiezan a mantener relaciones sexuales es importante realizar cada año una citología, para comprobar que el cuello del útero está bien. También una ecografía vaginal, para conocer el estado de los ovarios y el útero. Según se van cumpliendo años se añaden otras pruebas como la ecografía de mama, la mamografía o la densitometría. Es recomendable que estas pruebas se realicen al menos una vez al año.

Es importante saber que no existe una edad en la que la mujer deje de ir al ginecólogo. Los controles preventivos siempre son importantes, aunque las pruebas se vayan adecuando a la edad de la paciente. De igual forma, se recomienda acudir a este especialista al menos una vez al año. En los casos en los que sea necesario hacerlo con más asiduidad, será el médico el que marque la pauta a seguir.

Tipos de pruebas ginecológicas más frecuentes

La consulta de ginecología es fundamental, ya que gracias a ella el médico realiza la historia clínica de la paciente y una exploración física. Pero, además, como complemento, las pruebas ginecológicas que completan una revisión ginecológica aportan mucha información sobre el estado de salud de la paciente. Las que se realizan de manera más habitual son:

  • Citología. Es la mejor manera de prevenir el cáncer de cérvix. La frecuencia de la citología ginecológica debe ser anual, para vigilar cualquier posible anomalía en el cuello del útero. Además, si se tienen dudas sobre la edad para la citología, es importante conocer que debe empezar a realizarse cuando la mujer comienza a tener relaciones sexuales. 
  • Ecografía ginecológica o transvaginal. Muestra el útero, los ovarios y el cuello uterino. Así como la ecografía de mama suele hacerla en radiólogo, la ecografía ginecológica y la transvaginal las hace el ginecólogo en consulta. En ambas se estudia la misma parte del cuerpo, con la diferencia de que una se hace por vía vaginal y la otra sobre la zona baja del abdomen.
  • Ecografía de mama. Este examen permite diagnosticar posibles anormalidades del senode la paciente, detectados previamente por el médico en la exploración física.
  • Mamografía. Es una prueba que permite ver el interior de las mamas, mediante rayos X, y que muestra los posibles cambios que se han podido producir. Es la prueba de elección para la detección del cáncer de mama. La mayoría de los especialistas que hablan de cuándo hacerse una mamografía, la recomiendan una vez al año. Así, a partir de los 40 años la frecuencia de la mamografía debe ser anual. 
  • Densitometría. Se trata de una prueba que determinar la densidad mineral ósea en el cuerpo de una persona. La densitometría se utiliza para diagnosticar la osteoporosis y valorar el riesgo que una persona tiene de sufrir fracturas.

Revisiones ginecológicas a partir de los 40

A partir de los 40 años la mayoría de los controles ginecológicos, además de la citología y la ecografía vaginal incluyen una mamografía. No es un examen peligroso, porque la radiación es muy baja y sí muy importante en lo que a prevención se refiere.

Actualmente la sanidad pública realiza esta prueba a partir de los 50 años y con una periodicidad de dos a tres años, en función de la Comunidad Autónoma. Pero muchos especialistas consideran que a partir de los 40 años se debe de realizar una vez al año, ya que es muy importante en el diagnóstico precoz del cáncer de mama. Esta prueba es capaz de mostrar pequeños tumores que, a simple vista y sólo con la palpación, son imperceptibles para el médico.

Por lo general, una vez que la mujer se empieza a realizar con periodicidad mamografías se dejan de hacer ecografías de mama. No obstante, esta decisión siempre depende del médico. Hay casos, como las pacientes con mamas densas en las que predomina el tejido fibroglandular, en los que se suele optar por las dos exploraciones. De cualquier forma, son pruebas diferentes, pero a la vez complementarias en el diagnóstico del cáncer de mama.

Revisiones ginecológicas a partir de los 50

Entre los 45 y los 55 años desaparece la ovulación y la mujer deja de menstruar, apareciendo los primeros síntomas de la menopausia. Si surgen antes, se habla de menopausia precoz. Durante el climaterio, periodo que comprende la perimenopausia, la menopausia y la posmenopausia, la mujer puede necesitar ayuda para entender lo que le pasa a su cuerpo y paliar algunos síntomas incómodos.

Las revisiones ginecológicas a partir de los 50 años, además de incluir citología, ecografía vaginal y mamografía cada año, también consideran la posibilidad de realizar una densitometría ósea. Es una prueba que determina el estado de la masa ósea y sirve para el esclarecer si el resultado está dentro de la normalidad o la paciente presenta osteopenia u osteoporosis. Con un diagnóstico precoz se pueden prevenir fracturas futuras, sobre todo de muñeca y cadera.

Revisiones ginecológicas a partir de los 60

A esta edad se deben realizar las mismas pruebas que a partir de los 50, aunque se pueden espaciar si no hay síntomas o alguna patología a tener en cuenta.

Se sabe que a partir de los 60 años aumenta el porcentaje de mujeres con cáncer de útero, una enfermedad que no suele producir demasiados síntomas y que, cuando lo hace, ya está en fase avanzada. Por eso es muy importante realizar ecografías a esta edad cada año.

Hay muchas mujeres que se preguntan hasta qué edad se hace la citología. Esta prueba, también llamada Papanicolau, debe de seguir haciéndose, al menos, hasta haber cumplido los 65 años, para comprobar que no existen células anormales en la zona y evitar que aparezca un posible cáncer de útero.

La citología a los 70 años solo se realizará si el especialista considera que es importante realizarla.

Una buena prevención y unos controles rutinarios ayudan a tener una buena salud. Recuerda que no hay edad para dejar de ir al ginecólogo, por lo que cada año deberías pasar tu revisión para quedarte tranquila. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, por lo que te animamos a que acudas con uno de nuestros médicos.

¿Por qué no me quedo embarazada?

Tomar la decisión de ser padres y quedarse embarazados es algo que no ocurre de forma inmediata, sino que generalmente lleva su tiempo. Son muchas las parejas que tardan meses en conseguirlo por medios naturales y cada vez más las que tienen que recurrir a la reproducción asistida. Cuando todo parece ir bien surge la pregunta del millón: ¿Por qué no me quedo embarazada?

Los datos que maneja la Organización Mundial de la Salud indican que en todo el mundo existen 80 millones de parejas que tienen problemas de fertilidad o dificultades para tener hijos. Esto significa que 15 de cada 100 parejas no consiguen llevar un embarazo a término. Se habla de infertilidad como la imposibilidad de concebir tras mantener relaciones sexuales durante un año sin protección. En España se calcula que cerca de un 20% de las parejas son infértiles.

Posibles causas de infertilidad

Existen diferentes factores que dan respuesta a la pregunta ¿Por qué no me quedo embarazada? Las principales son las alteraciones médicas que pueden tener tanto el hombre como la mujer. En los hombres el problema puede surgir por diversos motivos como producir pocos espermatozoides, que los que haya tengan poca movilidad o que los conductos de pene y testículos estén bloqueados. En el caso de la mujer puede ocurrir que haya problemas con las trompas de Falopio, que tenga endometriosis, que no ovule o que existan fibromas uterinos que impidan un embarazo y que pueden ser eliminados por laparoscopia. De cualquier forma es importante acudir al médico para que detecte la causa de la infertilidad.

Asimismo también existen otras causas por los que una mujer no se queda embarazada como:

  • Edad de la madre, que pospone el momento de quedarse embarazada por motivos laborales y de desarrollo profesional.
  • Enfermedades de transmisión sexual.
  • Consumo elevado de alcohol, tabaco, drogas o medicamentos.
  • Trastornos en la alimentación.
  • Estrés y ansiedad.

Consejos para quedarse embarazada

Es recomendable para cualquier mujer que quiera ser madre que planifique su embarazo e intente cuidarse para ello. La visita al ginecólogo o a la matrona ayuda a que se puedan detectar algunos riesgos y tomar medidas de prevención para que la gestación se lleve a cabo de la manera más saludable. La consulta de preconcepción es importante para que el médico conozca los hábitos, el estilo de vida o las vacunas que tienen la mujer. Pero lo es más cuando hay problemas para lograr un embarazo o existen enfermedades crónicas como la diabetes, la epilepsia, algunas enfermedades cardiológicas o de tiroides. En dicha cita el médico se encarga de ajustar los posibles tratamientos que se estén llevando a cabo.

También es recomendable, para aumentar las posibilidades de embarazo, realizar ciertos cambios como:

  • Tomar ácido fólico para prevenir graves defectos de nacimiento en el tubo neural como la espina bífida o la anencefalia. Asimismo también ayuda a que no haya retrasos en el lenguaje. Se recomienda empezar a tomar esta medicación unos 3 meses antes de quedarse embarazada.
  • Llevar una vida más saludable, dejando a un lado el consumo de alcohol y el tabaco. También se desaconseja el consumo de drogas.Estas sustancias pueden causar nacimiento prematuro, defectos de nacimiento y muerte del recién nacido.
  • No estar en contacto con sustancias tóxicas como los aerosoles, los fertilizantes o los excrementos de mascotas. Estos productos pueden influir negativamente en los sistemas reproductores de ambos sexos, imposibilitando que la mujer se quede embarazada.
  • Tener un peso saludable. Una alimentación sana unida a la práctica de actividad física de manera regular ayuda a tener un peso adecuado.
  • Conocer los antecedentes familiares.
  • Evitar el estrés y la ansiedad, manteniendo el cuerpo y la mente sanos.

La infertilidad supone en muchas ocasiones un momento de crisis en la pareja, por el impacto psicológico que tiene la noticia.  A veces crea sentimientos de angustia, de pérdida o de frustración difíciles de afrontar. Con ayuda profesional y paciencia la mayoría de las personas consigue lograr su objetivo.

En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte para conseguir un embarazo. Puedes pedir cita sin esperas y con la seguridad de que la atención que vas a recibir te ayudará en tu propósito.

Principales síntomas del cáncer de mama

El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en las mujeres. Cada año en España se diagnostican 27.000 casos nuevos de esta grave enfermedad, que se puede curar si se detecta a tiempo. Los síntomas iniciales del cáncer de mama pueden variar dependiendo de la persona que los sufra, pero hay algunas señales comunes que pueden indicar problemas en la mama.

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¿Sabes cómo elegir la Revisión Ginecológica que necesitas?

La revisión ginecológica no es siempre igual para todas las mujeres, sino que varía en función de la edad que tenga la paciente. Se trata de un control que debe realizarse cada año, como prevención para evitar enfermedades, tanto de transmisión sexual como de otro tipo. A continuación os contamos cuál elegir, si estáis pensando pedir cita con un especialista.

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Contra el cáncer, la prevención es fundamental

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, que cada año se celebra el 4 de febrero, es importante concienciar de la necesidad de prevenir, incorporando hábitos saludables en el día a día que eviten en lo posible esta enfermedad. En todo el mundo 8,2 millones de personas mueren de cáncer cada año, de los cuales, 4 millones de personas lo hacen prematuramente, con edades entre los 30 y los 69 años. Además se estima que uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres padecerán algún tipo de cáncer a lo largo de su vida.

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Trabajando para prevenir el cáncer de mama

En España cada año se diagnostican 27.000 nuevos casos de cáncer de mama, unas cifras elevadas que lo convierten en el tumor maligno más frecuente en las mujeres, sin contar algunos cutáneos. Por ese motivo los investigadores ponen todo su esfuerzo en conseguir que su incidencia sea cada vez menor y que su tratamiento sea lo más efectivo y, a la vez, menos agresivo posible.

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