¿Son normales los dolores de crecimiento?

Anatomía y fisiología son dos disciplinas que tienen mucho que decir sobre el crecimiento humano, incluyendo las diversas molestias físicas y dolores que pueden surgir en este proceso. ¿Alguna vez te has preguntado si el cuerpo duele realmente cuando está creciendo?

La respuesta es sí, en ciertos casos. Los dolores de crecimiento son una realidad para muchos niños y adolescentes de entre 3 a 12 años, aunque su intensidad y frecuencia están sujetas a variaciones individuales.

Cada niño crece a su ritmo y muchos experimentan dolores de crecimiento en etapas particulares de rápido desarrollo. Se describen generalmente como dolores o molestias en ambas piernas, especialmente en los muslos, las rodillas y las espinillas.

Principales síntomas

No todos los niños experimentan estas molestias y los síntomas pueden variar. Algunos de los más comunes son:

  • Dolores musculares. Los dolores de crecimiento suelen manifestarse como molestias en los músculos, frecuentemente en las piernas. Es común que los niños describan estos dolores como una sensación de «tirantez» o «calambres».
  • Patrón de dolor intermitente. Las molestias no son constantes. Pueden ocurrir por la noche o por la tarde y usualmente desaparecerán la mañana siguiente.
  • Dolor bilateral. Suelen presentarse en ambos lados del cuerpo. Por ejemplo, si un niño tiene dolor en una pierna, es probable que también experimente dolor en la otra.
  • Sin hinchazón o enrojecimiento. A diferencia de los dolores causados por lesiones o ciertas enfermedades, los dolores de crecimiento no causan hinchazón, enrojecimiento o calor en el área afectada.
  • Sin limitaciones de movimiento. No suelen interferir con la capacidad de un niño para moverse. A los niños con dolores de crecimiento generalmente no les duele mover la articulación.
  • Molestias peores durante la noche. Son notablemente peores durante la noche y pueden incluso despertar a los niños de su sueño.

Si bien estos son los principales síntomas, siempre es esencial acudir a un médico para obtener un diagnóstico preciso y descartar cualquier otra posible condición médica. Los niños y adolescentes pueden sufrir molestias por tener lesiones deportivas, mala postura o algunas enfermedades.

Posibles causas de los dolores de crecimiento

Clínicamente, estas molestias que aparecen cuando los niños están en desarrollo, han sido un enigma. Por este motivo no existe un consenso claro acerca del porqué de estas molestias de crecimiento. De hecho, no hay evidencia de que el crecimiento óseo por sí solo cause dolor.

Estos dolores no están limitados a la infancia temprana. Durante la pubertad, pueden producirse cambios notables en altura y peso en un corto período de tiempo. Este rápido crecimiento físico, conocido como estirón puberal, puede causar molestias y dolores similares en adolescentes.

Es importante acudir a un médico ante la persistencia de dolores que interfieran con las actividades cotidianas de un niño o adolescente. Si bien el crecimiento no debería causar un dolor extremo, siempre es esencial descartar otras condiciones más serias.

Tratamiento

El alivio de los dolores de crecimiento se basa generalmente en medidas de autocuidado y analgesia. Algunas de las estrategias más recomendadas son:

  • Masajes. Masajear suavemente las áreas dolorosas puede proporcionar alivio. Por ejemplo, puedes frotar suavemente las piernas de tu hijo si se queja de dolor en esa zona.
  • Calor. Aplicar calor en el área dolorida también puede ayudar. Una almohadilla térmica o una compresa caliente pueden ser eficaces.
  • Medicamentos de venta libre. En algunos casos, el médico podría recomendar el uso de medicamentos de venta libre, como el paracetamol o el ibuprofeno, para aliviar el dolor. Sin embargo, es importante usar estos medicamentos según las instrucciones y hablar con tu médico si tienes alguna pregunta.
  • Mantener buenos hábitos de sueño. Asegurarse de que el niño tenga una rutina de sueño regular y suficiente puede ayudar a prevenir los dolores de crecimiento. La fatiga puede empeorar el dolor.
  • Estiramientos. En algunos casos, los ejercicios de estiramientos pueden ayudar a disminuir el dolor.

Es importante recalcar que cada caso es único y que estos tratamientos pueden no funcionar algunos niños y sí para otros. Por este motivo, si los dolores de crecimiento de tu hijo son graves o persisten, o si tienes cualquier otra preocupación sobre la salud de tu hijo, es importante buscar asesoramiento médico. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a unos precios muy competitivos.

Un 3% de la población tiene escoliosis: ¿qué es?

La espalda, zona posterior del cuerpo que va desde los hombros a la cintura, es una de las partes más importantes de la anatomía humana. Su sección central, la columna vertebral, es la que nos ayuda a estar erguidos y mantener el equilibrio. Pero hay veces que presenta curvas anormales, tanto hacia un lado como hacia otro. Hablamos entonces de escoliosis.

Esta desviación de la columna afecta al 3% de la población, según se indica en el artículo Escoliosis idiopática, escrito por L.I. Álvarez García de Quesada y A. Núñez Giralda. En los casos leves no interfiere en el desarrollo normal de la vida diaria, pero en los graves conlleva dolor y limitación a la hora de realizar tareas cotidianas. Se trata de una patología que por lo general se desarrolla en la infancia y progresa durante la adolescencia, afectando fundamentalmente a niños de entre 10 y 16 años.

Qué es la escoliosis

Es una condición médica caracterizada por una curvatura anormal de la columna vertebral, que suele presentarse en forma de «S» o «C». Esta alteración en la alineación de la columna puede ocurrir en cualquier parte de la espina dorsal, incluyendo la región cervical, torácica o lumbar, y su gravedad puede variar desde casos leves apenas perceptibles hasta curvas más pronunciadas.

escoliosis espalda

Cuando existe esta desviación de la columna vertebral, que normalmente se extiende de manera recta desde la base del cráneo hasta la pelvis, experimenta una curvatura lateral en aquellos lados afectados por esta patología.

Puede manifestarse de manera evidente en la postura de una persona, dando lugar a una asimetría en los hombros, la cintura o las caderas. Sin embargo, en algunos casos, especialmente en las etapas iniciales, la condición puede pasar desapercibida y ser detectada sólo mediante exámenes físicos o estudios de imagen.

Causas de la escoliosis

Esta patología ha intrigado a la comunidad médica durante años, sobre todo a los traumatólogos. Mientras que en muchos casos la causa subyacente puede ser desconocida, hay diversas razones y factores que han sido identificados como posibles desencadenantes de esta condición. Algunas son:

  • Factores genéticos. Es la principal causa de la escoliosis idiopática. En este tipo, la curvatura de la columna vertebral se desarrolla sin una causa aparente. Se subdivide en tres categorías según la edad de aparición: infantil (0-3 años), juvenil (4-10 años) y adolescente (11-18 años).
  • Anomalías congénitas. Se origina durante el desarrollo fetal debido a anomalías en la formación de las vértebras. Estas malformaciones pueden provocar curvaturas anormales de la columna vertebral desde el nacimiento. La severidad puede variar, y su detección y tratamiento tempranos son fundamentales.
  • Condiciones neuromusculares como parálisis cerebral, distrofias musculares y enfermedades del sistema nervioso pueden llevar a su desarrollo. La debilidad muscular y la falta de control neuromuscular pueden contribuir a la desviación de la columna vertebral.
  • Degeneración asociada a la edad. A medida que envejecemos, los discos intervertebrales pueden desgastarse y las articulaciones pueden deteriorarse, dando lugar a la escoliosis degenerativa. Se observa en adultos mayores y puede ser resultado de cambios degenerativos en la columna vertebral.
  • Algunas condiciones médicas, como las infecciones o tumores de la columna vertebral.

Un enfoque integral, que incluya la detección temprana y el tratamiento adaptado a las necesidades individuales, es esencial para abordar las causas y mitigar sus efectos.

Síntomas de escoliosis

En muchos casos, puede ser asintomática en sus etapas iniciales. Sin embargo, a medida que la curva se desarrolla, pueden surgir síntomas como desigualdad en los hombros, cintura o caderas, y una protrusión anormal de las costillas o la escápula. La detección temprana es crucial, y se realiza comúnmente a través de exámenes físicos y radiografías. Los principales síntomas de escoliosis lumbar o dorsal son:

  • Asimetría en la postura. Puede manifestarse como una inclinación de la cabeza, hombros o pelvis hacia un lado. Observar la alineación del cuerpo desde la parte trasera puede revelar desviaciones notables.
  • Desigualdad en los hombros. A menudo provoca que uno de los hombros esté más alto que el otro. Esta discrepancia en la altura de los hombros puede ser detectada en una evaluación visual y se acentúa cuando el individuo está de pie.
  • Prominencia de las costillas. En algunos casos, especialmente cuando la curvatura afecta la región torácica, puede haber una prominencia anormal de las costillas en un lado del cuerpo. Esto puede ser visible al observar el contorno del torso.
  • Desplazamiento de la cintura.  La curvatura de la columna vertebral puede afectar la alineación de la cintura, llevando a un desplazamiento lateral o una apariencia desigual cuando se observa desde el frente o desde atrás.
  • Dolor en la espalda. Sucede sobre todo en aquellos con curvas más pronunciadas. Este dolor puede variar en intensidad y localización según la ubicación y gravedad de la curva.
  • Fatiga muscular. La alteración en la alineación de la columna puede llevar a una fatiga muscular más rápida, ya que los músculos trabajan de manera desigual para mantener el equilibrio. Esto puede resultar en incomodidad y cansancio durante actividades cotidianas.
  • Problemas respiratorios en casos graves. En curvas severas, especialmente aquellas que afectan la región torácica, la escoliosis puede comprometer la capacidad pulmonar y causar problemas respiratorios. Sin embargo, esto es más común en casos más avanzados.
  • Cambios en la marcha y postura. La alteración de la columna vertebral puede afectar la forma en que una persona camina y se para. Se pueden observar cambios en la marcha y en la postura que pueden indicar su presencia.

Tipos de escoliosis

Esta patología se define como una desviación lateral de la columna vertebral de más de 10 grados, medida mediante radiografías. En función del lugar en el que se produzca se puede hablar de escoliosis lumbar o escoliosis dorsal. Los tipos de desviación de la columna se clasifican en diferentes categorías, según su origen:

  1. Escoliosis Idiopática. Es la forma más común y representa aproximadamente el 80% de los casos. Se desarrolla sin una causa aparente y generalmente se diagnostica durante la adolescencia. Aunque la investigación actual no ha identificado una causa específica, se cree que factores genéticos pueden desempeñar un papel importante. Su evolución depende del grado de curvatura, la edad en la que ha aparecido, la madurez esquelética y, en las niñas, si ha aparecido antes o después de la menarquía. El mayor riesgo de progresión se da en las mujeres premenárquicas.
  2. Escoliosis Neuromuscular. Se asocia con trastornos neuromusculares, como la parálisis cerebral o la distrofia muscular. Estos trastornos afectan los músculos y los nervios que controlan la postura y el movimiento, contribuyendo al desarrollo de curvaturas en la columna vertebral.
  3. Escoliosis Degenerativa. Se relaciona con el envejecimiento de la columna vertebral. Con el tiempo, los discos intervertebrales se desgastan, provocando cambios en la alineación de la columna.
  4. Escoliosis Congénita. Es una condición presente desde el nacimiento, resultado de malformaciones en las vértebras durante el desarrollo fetal. Es menos frecuente pero puede ser más grave que otros tipos, ya que implica anomalías estructurales desde el principio.
  5. Escoliosis Funcional. No está relacionada con malformaciones estructurales y suele ser el resultado de desequilibrios musculares o posturales.

¿La escoliosis es curable?

Saber si la escoliosis es curable totalmente sigue siendo un área de investigación activa y en desarrollo para muchos médicos. La atención temprana, el diagnóstico preciso y la colaboración con profesionales de la salud son cruciales para abordar esta condición de manera efectiva y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

La mayoría de los casos se manejan inicialmente con un enfoque conservador. Esto implica terapia física, ejercicios específicos y, en algunos casos, el uso de aparatos ortopédicos. Según la Asociación Americana de Cirujanos Neurológicos y Ortopédicos, los especialistas pueden ayudar a detener o ralentizar la progresión de la curvatura, pero no necesariamente curar completamente la condición.

En casos más severos o progresivos, la cirugía puede ser considerada como una opción de tratamiento. Sin embargo, no garantiza la cura total de la escoliosis, sino que previene una mayor progresión y mejora la calidad de vida.

La escoliosis leve a moderada, especialmente en niños y adolescentes, tiene mejores perspectivas de respuesta positiva al tratamiento conservador. Sin embargo, la curabilidad completa puede no ser alcanzada en todos los casos.

Diagnóstico de la escoliosis

Se diagnostica durante la adolescencia en la mayoría de los casos, especialmente durante el período de crecimiento rápido. El diagnóstico implica una evaluación completa de la historia clínica, un examen físico detallado y pruebas de imagen, como radiografías. La medición de la curva, su forma y ubicación son fundamentales para determinar el plan de tratamiento más adecuado.

  1. Evaluación Clínica.  El traumatólogo examina la columna vertebral del paciente en busca de asimetrías, protuberancias o cualquier indicio de curvatura anormal. Realiza una exploración clínica utilizando un escoliómetro, recomendable en pacientes a partir de los 10 años, y el denominado Test de Adams, muy usado en atención primaria porque valora la asimetría del tronco desde detrás, con el paciente flexionado.
  2. Radiografías. Esta prueba permite medir la magnitud y la dirección de la curva, así como evaluar la salud general de la columna vertebral. Las imágenes radiográficas también ayudan a determinar el tipo y a guiar el desarrollo de un plan de tratamiento personalizado.
  3. Pruebas de Imagen Avanzadas. En casos más complejos o cuando se sospecha de condiciones subyacentes, se pueden utilizar pruebas de imagen avanzadas, como la resonancia magnética o la tomografía computarizada.
  4. Mediciones Específicas. La inclinación máxima de la curva, la rotación vertebral y otras mediciones específicas son evaluadas para determinar la progresión y la necesidad de tratamiento. La curvatura de la columna se mide en grados. Cuando es superior a 25 o 30º se puede hablar de una curva considerable, con una prevalencia mayor en el caso de las mujeres.
  5. Evaluación Neurológica: En algunos casos, se puede realizar una evaluación neurológica para descartar condiciones subyacentes .

Tratamiento de la escoliosis

No existe un tratamiento para la escoliosis que sea estándar, aunque casi siempre se recomienda realizar ejercicio físico para mejorar el tono postural. El tratamiento conservador incluye terapia física, ejercicios específicos y, en algunos casos, el uso de aparatos ortopédicos.

Si la desviación es leve, con un control cada 6 meses y una radiografía anual será suficiente. Se pueden usar dispositivos ortopédicos como corsés o chalecos, que buscan frenar la progresión de la curvatura, especialmente en pacientes que aún están en crecimiento.

Cuando el grado de desviación es importante se recomienda el uso de corsé para prevenir la progresión de la patología, hasta que el desarrollo de la columna se haya completado. En los casos en los que la curva es mayor de 60 grados, es decir es una escoliosis grave en adultos o niños, el médico puede recomendar cirugía. La intervención quirúrgica tiene como objetivo corregir la curvatura mediante la fijación de varillas y tornillos en la columna vertebral.

El tratamiento a menudo implica un enfoque a largo plazo que incluye un seguimiento regular y ajustes en el plan de tratamiento. Dada su complejidad, es esencial un enfoque multidisciplinario. Los pacientes pueden beneficiarse de la colaboración entre ortopedistas, fisioterapeutas, y en algunos casos, especialistas en medicina del dolor.

Factores de riesgo

La escoliosis puede tener diversos factores de riesgo que influyen en su desarrollo. Los principales son.

  • Edad y etapa de crecimiento. Esta desviación suele manifestarse durante el período de crecimiento rápido, como la adolescencia.
  • Factores genéticos. Las personas con antecedentes familiares tienen un mayor riesgo de desarrollarla.
  • Sexo femenino.  Existe una prevalencia mayor en mujeres que en hombres.
  • Desórdenes neuromusculares. Condiciones neuromusculares, como la parálisis cerebral o la distrofia muscular, aumentan el riesgo de desarrollarla.
  • Asimetrías musculares y posturales. Desbalances en la musculatura o posturas inadecuadas pueden contribuir a su desarrollo.
  • Lesiones o traumas.  Ya sea por accidentes o traumatismos.
  • Malformaciones congénitas de la columna vertebral.

Si crees que tu hijo o tú podéis tener escoliosis pide cita con un traumatólogo para que valore su caso. En SaludOnNet contamos con médicos traumatólogos especialistas en espalda dispuestos a atenderte, sin esperas y a precios muy competitivos.

Bursitis: qué es y cómo se trata

Qué es la bursitis

La bursitis es la inflamación de las bursas, que son pequeñas bolsas llenas de líquido que se encuentran cerca de las articulaciones y los tendones. Estas bolsas actúan como almohadillas para reducir la fricción y el roce entre los huesos, tendones y músculos al moverse. Cuando se inflaman, se produce la bursitis, lo que puede generar dolor y limitar la movilidad.

Aunque puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, las más comunes son las del hombro, rodilla y cadera. En ocasiones es difícil distinguir tendinitis y bursitis, ya que ambas suponen la inflamación o degeneración de los tejidos blandos alrededor de los músculos y los huesos. 

Causas de la bursitis

Existen múltiples causas que pueden desencadenar la bursitis. Algunas de las más comunes son: 

  • Lesiones o traumatismos. Los golpes o impactos directos en una articulación pueden dañar las bolsas sinoviales y causar su inflamación. Es lo que se conoce como bursitis por traumatismo. Además, movimientos repetitivos o excesivos pueden generar microtraumatismos que, a largo plazo, conducen a esta patología. 
  • Infecciones. Las bacterias pueden invadir las bolsas sinoviales y causar una infección. La bursitis infecciosa generalmente ocurre cuando las bacterias ingresan a la bolsa sinovial a través de una herida o una infección circundante. Las infecciones pueden provenir de bacterias transportadas por la sangre, las cuales se originan en otro lugar del cuerpo.
  • Enfermedades reumáticas. Algunas enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis reumatoide pueden predisponer a la persona a desarrollar esta patología. Así, la bursitis y la artritis están relacionadas. También la gota o la espondilitis anquilosante, que es un tipo de espondilosis
  • Sobrecarga o estrés mecánico. Está causado por el uso excesivo o la sobrecarga de una articulación particular debido a ciertas actividades laborales o deportivas. Por ejemplo, personas que realizan movimientos repetitivos como lanzar una pelota o levantar objetos pesados. 
  • Envejecimiento. Las bolsas tienden a degenerarse con el tiempo.

Tipos de bursitis

Las bolsas sinoviales se encuentran en áreas donde hay fricción constante como los hombros, codos, rodillas y caderas. Cuando se inflaman se produce la bursitis, causando dolor y limitación del movimiento. Los diferentes tipos son: 

  • Bursitis del hombro. También conocida como bursitis subacromial, afecta la bolsa ubicada debajo del acromion, que es una parte del hombro. Puede deberse a lesiones, movimientos repetitivos o al envejecimiento y provoca que duela el brazo
  • Bursitis del codo. Recibe el nombre también de bursitis olecraniana y afecta la bolsa ubicada en la prominencia ósea del codo. Esta condición es común en personas que realizan actividades repetitivas del brazo, como lanzar un balón o levantar pesas.
  • Bursitis de la rodilla. También llamada bursitis prepatelar o de la «rodilla del saltador», afecta la bolsa ubicada sobre la rótula. Puede ser causado por trauma directo en la articulación, actividades que requieren arrodillarse o movimientos repetitivos. Provoca dolor o gonalgia de rodilla
  • Bursitis de la cadera. Recibe el nombre de bursitis trocantérea y afecta la bolsa ubicada en la parte exterior de la cadera. Puede estar producida por lesiones, movimientos repetitivos o espasmos musculares. 

Existen otros tipos como la bursitis en el pie, que consiste en la inflamación de la bursa situada entre el hueso calcáneo y el talón de Aquiles. Asimismo, están la bursitis del tendón de Aquiles, bursitis en el tobillo o bursitis en la mano. Todas ellas pueden ser dolorosas y limitar el movimiento, pero con un diagnóstico y tratamiento adecuados es posible aliviar los síntomas y recuperar la funcionalidad. 

Síntomas de la bursitis

Los síntomas pueden variar, pero en general, los más comunes incluyen dolor, hinchazón, sensibilidad y limitación de movimiento en la articulación afectada.

  • Dolor. Es el principal síntoma y puede ser constante o empeorar con el movimiento. Por lo general, se localiza en la articulación, en el área donde se encuentra la bursa inflamada. Puede ser agudo o punzante y dificultar las actividades diarias y deportivas.
  • Hinchazón. La bolsa inflamada puede llenarse de líquido adicional, lo que provoca la hinchazón en el área afectada. Se puede observar a simple vista o al tacto y puede generar incomodidad y sensibilidad en la articulación.
  • Sensibilidad en la articulación afectada. La bursa inflamada puede volverse más sensible al tacto, lo que genera molestias al presionar o mover la articulación. Esta sensibilidad puede ser especialmente notoria al realizar actividades que involucren movimientos repetitivos o uso excesivo de la articulación.
  • Limitación de movimiento en la articulación afectada. La inflamación y el dolor pueden dificultar o imposibilitar la realización de ciertos movimientos, lo que puede afectar la capacidad de realizar actividades diarias o deportivas. Esta limitación de movimiento puede variar en intensidad, dependiendo del grado de inflamación. 

Es importante destacar que estos síntomas pueden variar según la articulación afectada. Además, algunos factores de riesgo como la edad, la sobrecarga de trabajo, las lesiones repetitivas y las enfermedades inflamatorias crónicas pueden aumentar la probabilidad de desarrollar bursitis.

Diagnóstico de la bursitis

El diagnóstico adecuado de la bursitis es fundamental para poder iniciar el tratamiento adecuado y aliviar los síntomas del paciente. Afortunadamente, el traumatólogo tiene  varias maneras de diagnosticar esta condición de forma precisa y efectiva.

  • Historia clínica detallada para conocer los antecedentes médicos del paciente, así como los síntomas. Es importante mencionar cualquier actividad física o trauma que pueda haber desencadenado el dolor y la inflamación en la articulación afectada.
  • Examen físico en el área afectada para evaluar el grado de hinchazón, la sensibilidad al tacto y la limitación en el movimiento. Puede proporcionar pistas importantes para el diagnóstico, pero también es necesario complementarlo con pruebas adicionales.
  • Aspiración de líquido sinovial. Es una de las pruebas que más se realizan. Durante este procedimiento, se inserta una aguja delgada en la bolsa inflamada para extraer una muestra del líquido presente en su interior. Esta muestra se envía a un laboratorio para su análisis, donde se buscan signos de inflamación y presencia de cristales que pueden indicar una causa subyacente, como la gota.
  • Pruebas de imagen para obtener una imagen más detallada de la articulación afectada. Estas pruebas incluyen radiografías, resonancia magnética y ecografías. Pueden ayudar a descartar otras afecciones articulares, como fracturas o desgarros de ligamentos, y confirmar el diagnóstico de bursitis.

Tratamiento de la bursitis

El primer paso para tratar la bursitis es identificar la causa subyacente de la inflamación. Existen diferentes métodos de tratamiento que pueden aliviar los síntomas y ayudar en la recuperación

  • Reposo y protección de la articulación afectada. En casos de bursitis leve el reposo es fundamental. Evitar actividades que ejercen presión sobre la articulación afectada puede ayudar a reducir la inflamación y permitir una recuperación más rápida. Además, utilizar protectores o vendajes elásticos puede brindar apoyo adicional a la articulación.
  • Aplicación de hielo. Se recomienda aplicar una compresa de hielo durante 15-20 minutos, varias veces al día, especialmente después de actividades que hayan ejercido presión sobre la articulación.
  • Medicamentos antiinflamatorios. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno, pueden ser recetados para aliviar el dolor y reducir la inflamación. Sin embargo, es importante tomarlos de acuerdo con las indicaciones del médico, ya que pueden tener efectos secundarios si se consumen en exceso o por períodos prolongados.
  • Fisioterapia. Puede desempeñar un papel crucial en el tratamiento de la bursitis. Un fisioterapeuta puede enseñar ejercicios específicos para fortalecer los músculos alrededor de la articulación afectada y mejorar la movilidad. Además, pueden utilizar técnicas de terapia manual, como masajes y estiramientos, para reducir la tensión y promover la curación.
  • Inyecciones de corticoesteroides. Se administran directamente en la bolsa y pueden proporcionar un alivio rápido y duradero. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este tipo de tratamiento puede tener riesgos y efectos secundarios, por lo que debe realizarse bajo supervisión médica.

Si bien estos son algunos de los métodos más comunes de tratamiento, es importante recordar que cada caso de bursitis es único y puede requerir enfoques diferentes

Fisioterapia para la bursitis

La fisioterapia es una disciplina terapéutica que utiliza técnicas de movimiento, ejercicios y terapia manual para tratar y prevenir lesiones musculoesqueléticas. En el caso de la bursitis, el objetivo de la fisioterapia es reducir la inflamación y el dolor, mejorar la movilidad y fortalecer los tejidos implicados.

Hay diversas técnicas utilizadas por los fisioterapeutas en el tratamiento de esta patología. Una de ellas es la terapia manual, que incluye masajes y movilizaciones de la articulación afectada. Esto ayuda a mejorar la circulación sanguínea y reducir la inflamación en la zona afectada.

Además, se suelen emplear ejercicios de fortalecimiento y estiramientos específicos para la articulación afectada. Ayudan a mejorar la estabilidad de la articulación y a prevenir futuras lesiones.

La crioterapia, que consiste en la aplicación de frío en la zona afectada, también puede tener un efecto beneficioso en la reducción de la inflamación y el alivio del dolor.

Es importante destacar que siempre es recomendable acudir a un profesional, quien evaluará cada caso individualmente y personalizará el tratamiento de fisioterapia para la bursitis en función de las necesidades y características del paciente.

Cirugía de la bursitis

La bursitis se opera, pero sólo como último recurso, cuando los síntomas son graves y otros tratamientos no han aliviado los síntomas. Existen diferentes tipos de cirugía, dependiendo de la gravedad y ubicación de la inflamación. La más comúnmente realizada es la bursectomía, en la cual se extirpa la bursa inflamada. Este procedimiento se lleva a cabo bajo anestesia local o general, dependiendo de la preferencia del cirujano y las necesidades del paciente.

Se puede realizar mediante cirugía abierta para resecar la bursa y su contenido o mediante endoscopia. Después de la cirugía, generalmente se recomienda el reposo y la aplicación de hielo para reducir la hinchazón. También se pueden recetar medicamentos para el dolor y la inflamación. La terapia física y ejercicios de rehabilitación suelen ser parte del proceso de recuperación para ayudar a restaurar la fuerza y el rango de movimiento de la articulación.

Duración de la bursitis

La duración de esta lesión puede variar según la gravedad y el tratamiento recibido. Los médicos consideran que depende de varios factores como la ubicación de la bolsa afectada, la causa subyacente y la respuesta individual del paciente al tratamiento. En general, se estima que la recuperación completa puede llevar desde unas pocas semanas hasta varios meses. En el caso de la bursitis en los hombros y rodillas el tiempo de recuperación es más largo, debido al uso frecuente de estas articulaciones en actividades diarias.

Es importante tener en cuenta que cada paciente es único y puede experimentar variaciones en el tiempo de recuperación. Factores como la edad, la condición física general y el compromiso con el plan de tratamiento pueden influir en la duración de la bursitis.

Prevención de la bursitis

Aunque se cura la bursitis y muchas veces desaparece sola, sin tratamiento, es mejor evitarla. Existen medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo de desarrollarla. 

Algunas medidas preventivas o remedios caseros para la bursitis son:

  • Evitar movimientos y actividades repetitivas. Es importante tomar descansos regulares y variar las tareas para evitar la sobreutilización de determinados músculos y tendones. Si se necesita realizar una actividad repetitiva, es recomendable tomar las medidas necesarias para minimizar el estrés en las articulaciones, como usar protectores almohadillados.
  • Mantener una buena postura. Una mala postura puede aumentar la presión y la tensión en las articulaciones, lo que puede eventualmente llevar a la inflamación de las bursas. Mantener una posición erguida y los músculos abdominales y dorsales fortalecidos puede ayudar a prevenir lesiones y reducir el riesgo de bursitis.
  • Realizar ejercicios de fortalecimiento y estiramiento. Mantener músculos y tendones fuertes y flexibles es vital para prevenir la bursitis. Realizar ejercicios de fortalecimiento muscular y estiramientos regulares puede ayudar a reducir el riesgo de lesiones en las articulaciones, así como a mejorar su movimiento y flexibilidad.
  • Usar equipos de protección y adecuados. Por ejemplo, en deportes de contacto, como el fútbol americano o el rugby, se deben usar almohadillas de protección para amortiguar los golpes. Además, utilizar calzado adecuado que ofrezca un buen soporte y ajuste puede prevenir el estrés excesivo en las articulaciones.
  • Control del peso corporal. El exceso de peso puede contribuir al desarrollo de la bursitis, ya que aumenta la carga ejercida sobre las articulaciones, lo que puede desencadenar la inflamación de las bursas. Mantener una alimentación balanceada y realizar actividad física regularmente puede ayudar a mantener un peso corporal adecuado.

En definitiva, la prevención implica evitar actividades que puedan causar sobrecarga en las articulaciones y mantener una postura adecuada. Si crees que puedes tener bursitis te recomendamos que acudas a un traumatólogo para que valore la posible lesión. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a unos precios muy competitivos.

Qué es la sinovitis: qué tipos hay y cómo se tratan

¿Qué es la sinovitis?

La sinovitis es la inflamación de la membrana sinovial, que es el revestimiento delgado que recubre las articulaciones. Puede causar dolor, hinchazón y rigidez en la articulación afectada, llegando a comprometer significativamente la calidad de vida de quien la padece.

En algunos casos, se presenta de forma repentina, como resultado de una lesión aguda, mientras que en otros casos puede ser crónica, desarrollándose a lo largo del tiempo debido a enfermedades como la artritis reumatoide o la osteoartritis.

A veces se puede confundir con otras patologías como la artrosis y la artritis debido a la similitud de los síntomas. Sin embargo, es importante destacar las diferencias entre la artrosis y la artritis para comprender mejor la sinovitis.

Causas de la sinovitis

Esta patología puede afectar a personas de todas las edades y está asociada a diversas causas. Las principales son: 

  • Lesiones articulares. Son lesiones directas en las articulaciones como torceduras, esguinces o fracturas. Pueden causar daños en los tejidos de la articulación y activar una respuesta inflamatoria.
  • Enfermedades reumáticas. Puede ser un síntoma de enfermedades reumáticas como artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico o gota. Estas patologías se caracterizan por una inflamación crónica del tejido sinovial.
  • Infecciones. Pueden ser bacterianas, virales o fúngicas. Por ejemplo, la sinovitis infecciosa se produce cuando los microorganismos ingresan a la articulación a través de una herida o por vía hematogénica. 
  • Sobreesfuerzo repetitivo. La práctica de actividades deportivas o profesionales que implican movimientos repetitivos de las articulaciones como correr, saltar o levantar objetos pesados de forma recurrente, puede causar irritación y daño en el tejido sinovial. 
  • Trastornos autoinmunitarios. En este grupo estarían algunos como la artritis psoriásica o el síndrome de Sjögren. Se caracterizan por una respuesta inmunológica anormal que afecta las articulaciones y provoca inflamación.
  • Uso excesivo de las articulaciones. El uso excesivo y repetitivo de una articulación, especialmente en actividades que implican movimientos bruscos y de alta intensidad.

Síntomas de sinovitis

Conocer los síntomas de la sinovitis es importante para poder identificar y tratar correctamente esta condición. Es fundamental tener en cuenta que pueden variar dependiendo de la articulación afectada. Sin embargo, existen algunos síntomas comunes que se presentan en la mayoría de los casos. Entre ellos se incluyen:

  • Dolor. Puede ser constante o intermitente, y empeora con el movimiento o el ejercicio. El área afectada puede estar sensible al tacto y presentar hinchazón.
  • Inflamación. Puede ser evidente visualmente, resultando en un aumento de tamaño de la articulación. Además, la articulación puede sentirse caliente al tacto.
  • Rigidez. Suele ser más intensa por las mañanas o después de períodos de inactividad, mejorando con el movimiento. La movilidad de la articulación puede verse limitada debido a esta rigidez.
  • Cambios en la piel. En algunos casos la piel que rodea la articulación afectada puede presentar enrojecimiento o cambios de color. Esto puede ser indicativo de un proceso inflamatorio activo.
  • Otros síntomas. En casos más graves, puede cursar con síntomas adicionales, como fiebre, fatiga o pérdida de peso, especialmente si la causa subyacente es una enfermedad autoinmune o una infección.

Tipos de sinovitis

Esta inflamación puede afectar diferentes articulaciones del cuerpo, siendo las más comunes las siguientes: 

  • Sinovitis de rodilla. 
  • Sinovitis de cadera.
  • Sinovitis de tobillo. 
  • Sinovitis de muñeca.
  • Sinovitis de mano
  • Sinovitis de pie. 
  • Sinovitis transitoria de cadera. Afecta a niños de entre 3 y 8 años y causa dolor de inicio brusco en la región de la cadera, así como cojera. 

Cada tipo puede presentar síntomas específicos y requerir un enfoque de tratamiento individualizado. También puede clasificarse según el tiempo de aparición o la causa subyacente. 

Tipos según el tiempo de aparición

Atendiendo al tiempo de aparición de la patología, hablamos de: 

  • Sinovitis aguda. Se desarrolla con rapidez, generalmente como resultado de una lesión o infección. 
  • Sinovitis crónica. Es una inflamación persistente que puede durar semanas, meses o incluso años, y generalmente está relacionada con enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide.

Tipos según la causa

Si atendemos a las causas de la sinovitis, hay varios tipos según la enfermedad o afección subyacente.

  • Traumática. Se produce después de una lesión o traumatismo en una articulación. Puede ser el resultado de un golpe directo, una caída o un movimiento brusco que genera daño en la membrana sinovial. Es común en deportistas y personas que practican actividades físicas intensas.
  • Séptica. Está causada por una infección bacteriana en la articulación. Las bacterias pueden ingresar al cuerpo a través de una herida, una cirugía o mediante el torrente sanguíneo. Es una emergencia médica y requiere un tratamiento rápido y adecuado para prevenir complicaciones graves.
  • Reactiva. Aparece como resultado de una infección en otra parte del cuerpo, como una infección intestinal o genital. En algunos casos, el sistema inmunológico del cuerpo reacciona anormalmente y provoca una inflamación en la membrana sinovial.
  • Por cristales. Ocurre cuando los cristales se acumulan en la articulación y causan una inflamación. Los más comunes son los de ácido úrico en la gota y los de pirofosfato cálcico en la pseudogota.
  • Por enfermedades sistémicas. Puede formar parte de enfermedades autoinmunes como las que ya hemos enumerado anteriormente (artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico o la espondilitis anquilosante). Estas enfermedades causan una respuesta inmunitaria anormal que provoca inflamación en las articulaciones, incluida la membrana sinovial.

Cómo se diagnostica la sinovitis

El diagnóstico generalmente se realiza mediante la evaluación de los síntomas del paciente, así como con los resultados de diversas pruebas médicas. Es importante tener en cuenta que puede ser un síntoma de un problema subyacente más grave, por lo que es crucial llevar a cabo un diagnóstico adecuado para determinar la causa raíz de la inflamación.

Uno de los primeros pasos es una revisión exhaustiva de los síntomas del paciente. Estos incluyen dolor, hinchazón, rigidez, calor y enrojecimiento en la articulación afectada. También se tiene en cuenta el historial médico del paciente, incluyendo cualquier lesión o enfermedad previa que pueda haber contribuido a su desarrollo. 

Además, el médico puede solicitar pruebas de imagen para confirmar el diagnóstico. Pueden incluir radiografías, resonancias magnéticas o ecografías de la articulación afectada

Una vez que confirmado, puede pedir pruebas adicionales para determinar la causa subyacente de la inflamación, como un análisis de sangre para detectar signos de una infección o una enfermedad autoinmune. También se puede realizar una artrocentesis, que es una técnica de aspiración de líquido sinovial de la articulación para su análisis en el laboratorio.

Tratamiento de la sinovitis

El tratamiento debe ser personalizado, ya que depende de la gravedad de los síntomas y la causa subyacente de la afección. Una vez diagnosticada, el tratamiento puede incluir reposo, terapia física, medicamentos antiinflamatorios, inyecciones de corticosteroides, terapias biológicas o, en casos más graves, cirugía para limpiar la membrana sinovial inflamada.

  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs). Son los más utilizados, porque ayudan a reducir la inflamación y aliviar el dolor. Algunos ejemplos son el ibuprofeno y el naproxeno. Sin embargo, es importante tener en cuenta que pueden tener efectos secundarios, como malestar estomacal y daño renal, por lo que su uso debe ser supervisado por un médico. 

Se utilizan cuando la sinovitis está causada por una lesión, siendo también necesario reposo y aplicación de hielo. También cuando es crónica o está producida por una enfermedad autoinmune. En estos casos, también se pueden usar inmunosupresores para reducir la inflamación y aliviar los síntomas.

  • Tratamiento de fisioterapia para sinovitis. Los fisioterapeutas pueden utilizar técnicas manuales como el masaje y la movilización articular, para aliviar la tensión y mejorar el rango de movimiento. Además, los ejercicios para la sinovitis pueden ayudar a fortalecer los músculos alrededor de la articulación afectada, lo que puede mejorar la estabilidad y reducir los síntomas. 
  • Cirugía. La sinovectomía es un procedimiento en el que se elimina la membrana sinovial inflamada de la articulación. Esto puede aliviar los síntomas y prevenir daños posteriores en la articulación. Sin embargo, la cirugía solo se recomienda cuando otros tratamientos no han sido efectivos.
  • Tratamientos alternativos que complementan el tratamiento médico convencional. Algunas personas encuentran alivio en algún tratamiento natural para la sinovitis, como la acupuntura y la osteopatía. Se basan en estimular ciertos puntos del cuerpo para promover la curación y el alivio del dolor. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la evidencia científica sobre la efectividad de estas terapias es limitada.

Factores de riesgo y prevención

Los factores de riesgo para desarrollar sinovitis incluyen: 

  • Obesidad. 
  • Historia familiar de artritis u otras enfermedades articulares. 
  • Lesiones previas en la articulación. 
  • Exposición a actividades laborales o deportivas que impliquen un uso excesivo de las articulaciones. 

Para prevenir la sinovitis articular, es importante seguir un estilo de vida saludable que incluya: 

  • Mantener un peso saludable. 
  • Realizar ejercicios de fortalecimiento muscular. 
  • Evitar lesiones y traumatismos en las articulaciones. 
  • Buscar tratamiento médico temprano en caso de desarrollar síntomas de inflamación articular.

Con un diagnóstico y tratamiento oportuno, así como medidas preventivas adecuadas, es posible minimizar el impacto de la sinovitis en la calidad de vida de los pacientes y evitar complicaciones a largo plazo. Es importante buscar la orientación de un traumatólogo si se experimentan síntomas de sinovitis, y seguir las indicaciones del tratamiento para lograr una recuperación efectiva. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a unos precios muy asequibles. 

Cifosis: causas, síntomas y tratamiento

La cifosis es una deformidad de la columna vertebral que se caracteriza por una curvatura excesiva hacia adelante en la región dorsal, lo que produce una postura encorvada o joroba. Esta condición puede ser causada por diversas razones y puede generar síntomas molestos y limitaciones en la vida diaria. Actualmente se estima que entre el 4-8% de la población la sufre en algún grado.

Qué es la cifosis

Se trata de una curvatura anormal de la columna vertebral en la región dorsal. Cuando se observa desde un lado, la columna de una persona con esta patología puede parecer más redondeada o inclinada hacia adelante en comparación con una columna vertebral normal. Esta curvatura anormal puede resultar en una postura encorvada o en una apariencia de joroba. Puede afectar a personas de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores.

Causas de cifosis

Existen diferentes causas que pueden llevar al desarrollo de esta condición. Algunas de las más comunes incluyen:

  • Problemas de desarrollo. Puede estar causada por problemas en el desarrollo de la columna vertebral, como malformaciones congénitas o anomalías en las vértebras.
  • Enfermedades óseas. Algunas patologías óseas como la enfermedad de Scheuermann, la osteoporosis o la artritis pueden debilitar los huesos de la columna vertebral y provocar esta curvatura excesiva de la espalda.
  • Lesiones. Los traumatismos en la columna vertebral, como fracturas vertebrales o lesiones en los tejidos blandos que rodean la columna, también pueden ser factores desencadenantes de esta patología.

Tipos de cifosis

Existen distintos tipos, que se diferencian en función de la ubicación de la curva y las causas subyacentes:

  • Cifosis dorsal. Afecta la región dorsal de la columna vertebral, también conocida como la curva torácica. Es el tipo más común y generalmente se desarrolla durante la adolescencia.
  • Cifosis cervical. Se produce cuando la curva anormal ocurre en la región del cuello, resultando en una postura encorvada hacia adelante. Puede estar causado por enfermedades degenerativas o lesiones en el cuello.
  • Cifosis lumbar. Afecta la región lumbar de la columna vertebral, también conocida como la curva lumbar. Puede ser causada por malformaciones congénitas, enfermedades degenerativas o lesiones en la parte baja de la espalda.

Grados 

La cifosis postural se clasifica en diferentes grados según la magnitud de la curvatura de la columna vertebral. Se determinan mediante una radiografía y suelen medirse en grados Cobb. Se dividen en tres categorías:

  • Cifosis leve. En este grado, la curvatura es menor a 40 grados.
  • Cifosis moderada. La curvatura oscila entre 40 y 60 grados. 
  • Cifosis grave. La curvatura es igual o mayor a 60 grados.

La moderada y la grave también se denominan hipercifosis, al superar la curvatura más de 45º. Si bien estas categorías ayudan a determinar el grado de la patología, el tratamiento y la corrección de la curvatura no solo se basan en la cifra exacta del grado Cobb, sino que también se consideran otros factores, como la edad y las molestias asociadas.

Síntoma de cifosis

Los principales síntomas son: 

  • Curvatura visible en la columna vertebral, que lleva a una postura encorvada. Puede ser más notable cuando la persona se pone de pie o se inclina hacia adelante. Puede empeorar con el tiempo si no es tratada adecuadamente.
  • Dolor de espalda, especialmente en la región torácica. 
  • Rigidez en la columna vertebral. 
  • Dificultad para moverse libremente. 
  • Fatiga muscular, debilidad en los brazos y piernas y problemas respiratorios. Esto se debe a que la curvatura en la columna vertebral puede comprimir los órganos cercanos, limitando su capacidad para funcionar correctamente. 
  • Complicaciones graves, en casos más extremos, como hernia de disco, deterioro de los huesos y problemas de equilibrio y coordinación. 

Diagnóstico de cifosis

El diagnóstico comienza con una evaluación física que incluye inspección de la espalda, medición de la curvatura, fuerza muscular y flexibilidad. Se realizan una serie de pruebas para identificar cualquier desviación anormal. Además, se pueden utilizar pruebas de imagen, como la radiografía de la columna vertebral, la resonancia magnética o la tomografía computarizada, para determinar la extensión de la curvatura y obtener una imagen detallada de la columna vertebral y los tejidos circundantes.

Además, se pueden realizar pruebas neurológicas para evaluar la función nerviosa y descartar otras condiciones que puedan estar causando los síntomas. 

Asimismo, también pueden hacerse pruebas de densidad ósea, para ver si el paciente tiene osteoporosis. 

Un diagnóstico y tratamiento tempranos pueden prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta patología.

Cuándo consultar al médico

Es importante consultar a un traumatólogo si se presentan síntomas de cifosis o si se nota una postura encorvada o una apariencia de joroba. Además, es fundamental buscar atención médica cuando se experimenta dolor intenso, debilidad o adormecimiento en las extremidades, dificultad para respirar o cualquier otro síntoma preocupante. Un especialista en columna vertebral puede realizar un diagnóstico adecuado y ofrecer el mejor tratamiento, según las circunstancias individuales.

Tratamiento de cifosis

El tratamiento de la cifosis depende de varios factores como: 

  • la edad del paciente. 
  • el grado de curvatura de la columna vertebral. 
  • las causas subyacentes. 
  • la presencia de síntomas. 

En casos leves, puede ser suficiente realizar ejercicios de fortalecimiento y estiramiento, así como mejorar la postura en la vida diaria. 

En casos más graves, puede ser necesario el uso de dispositivos ortopédicos, como corsés o fajas, para proporcionar soporte a la columna vertebral y prevenir una mayor curvatura. Además, en algunos casos, se puede recomendar la cirugía para corregir la cifosis en casos más graves o cuando hay complicaciones asociadas.

Ejercicios para cifosis

El ejercicio adecuado puede ayudar a fortalecer los músculos de la columna vertebral y mejorar la postura. Es importante destacar que cada caso es único y que es fundamental contar con la orientación de un fisioterapeuta antes de comenzar cualquier programa de ejercicios. A continuación, se presentan algunos ejercicios que pueden ayudar a fortalecer los músculos en caso de sufrir esta patología:

1. Estiramiento de pecho. De pie, se deben colocar las manos detrás, entrelazando los dedos y estirando suavemente los hombros hacia atrás. Hay que mantener la posición durante 30 segundos y repetir varias veces al día.

2. Fortalecimiento de la espalda. Acostarse boca abajo en una colchoneta y levantar el pecho y las piernas del suelo al mismo tiempo. Mantener la posición durante unos segundos y luego volver a la posición inicial. Se deben realizar varias repeticiones.

3. Ejercicios de fortalecimiento abdominal. Realizar ejercicios como los «crunches» o los «planks» para fortalecer los músculos abdominales, lo que puede ayudar a mantener una postura correcta.

Estos ejercicios son solo ejemplos generales y cada persona debe adaptar su rutina a sus necesidades específicas. Es fundamental contar con la orientación de un fisio antes de comenzar cualquier programa de ejercicios.

Hay que saber que en algunos casos se puede corregir la cifosis en adultos, pero el enfoque de tratamiento dependerá de la causa y la gravedad de la patología.

En qué casos se opera 

La cirugía se considera como última opción y se recomienda en casos de cifosis severas o progresivas que no responden a otros tratamientos. Algunas situaciones en las que se puede recomendar la cirugía incluyen:

  • Curvatura muy pronunciada. Cuando alcanza un grado alto y provoca deformidades significativas en la columna vertebral puede ser necesario realizar una cirugía para corregir la curvatura.
  • Dolor intenso y discapacidad. Si causa dolor intenso o limitaciones funcionales importantes en la vida diaria, la cirugía puede ser considerada como una opción para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
  • Complicaciones asociadas. En casos agravados por problemas respiratorios, neurológicos u otras complicaciones graves, la cirugía puede ser necesaria para tratarlas y prevenir daños adicionales.

Se debe tener en cuenta que cada caso es único y que la decisión de realizar una cirugía se basa en una evaluación exhaustiva realizada por un especialista en ortopedia o en columna vertebral.

Complicaciones de cifosis

La cifosis puede generar diversas complicaciones, especialmente en casos graves o no tratados adecuadamente. Algunas de ellas incluyen:

  • Dolor crónico. Puede causar dolor crónico en la espalda, el cuello y los hombros, lo que puede afectar significativamente la calidad de vida.
  • Limitaciones funcionales. Puede limitar la capacidad para realizar actividades diarias, como levantar objetos, caminar o mantener una postura cómoda durante períodos prolongados.
  • Problemas respiratorios. En casos severos, la curvatura anormal de la columna puede comprimir los pulmones y dificultar la capacidad respiratoria, lo que puede dar lugar a dificultad para respirar o falta de aliento.
  • Compresión de los nervios. La curvatura de la columna puede ejercer presión sobre los nervios espinales, lo que puede generar dolor, debilidad o adormecimiento en brazos y piernas.

Cómo dormir con cifosis

Dormir puede resultar incómodo para algunas personas debido a la curva anormal de la columna vertebral. A continuación, se presentan algunas recomendaciones que pueden ayudar a aliviar las molestias durante el sueño:

  • Colchón y almohada adecuados. Hay que utilizar un colchón y una almohada que proporcionen un buen soporte para la columna vertebral y ayuden a mantener una postura correcta mientras se duerme.
  • Posición de dormir. Se puede experimentar con diferentes posiciones de dormir, como dormir de lado con una almohada entre las piernas o dormir boca arriba con una almohada debajo de las rodillas, para encontrar la posición que te resulte más cómoda.
  • Apoyo adicional. En algunos casos, el uso de dispositivos, como fajas o cojines especiales, puede proporcionar un mayor soporte a la columna vertebral, ayudando a corregir la cifosis durmiendo.

Si tienes una postura encorvada y crees que podrías tener cifosis te recomendamos que acudas a un traumatólogo para que realice un diagnóstico e indique un posible tratamiento. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y con la mejor garantía. 

Gonalgia o dolor de rodilla: qué es y cuál es su tratamiento

Las enfermedades y dolencias relacionadas con las rodillas son muy comunes en la población. El dolor de rodilla, conocido médicamente como gonalgia, es una condición que puede afectar tanto a jóvenes como a personas de edad avanzada. 

¿Qué es la gonalgia?

Es un término médico que se utiliza para describir cualquier tipo de dolor en la rodilla. Puede ser agudo o crónico e ir acompañado de inflamación, rigidez o debilidad en la articulación. Puede afectar a una o ambas rodillas y estar causada por una variedad de factores.

Causas posibles de la gonalgia

El dolor puede estar provocado por diferentes condiciones. Por este motivo es importante buscar un diagnóstico adecuado de un especialista en traumatología. Algunas de las causas más comunes asociadas incluyen: 

  • Lesiones en la rodilla, como torceduras o distensiones de los ligamentos, desgarros de menisco o cartílago, fracturas y luxaciones. 
  • Artritis, que es una inflamación de las articulaciones. La osteoartritis es la forma más común de artritis en la rodilla y generalmente se presenta en personas mayores de 50 años.
  • Bursitis o inflamación de las bursas (sacos llenos de líquido que actúan como amortiguadores entre los huesos, tendones y músculos).
  • Tendinitis o inflamación de los tendones que rodean la articulación. 
  • Condromalacia rotuliana, que es el reblandecimiento o daño del cartílago debajo de la rótula.
  • Quistes de Baker.
  • Sinovitis. 
  • Gota. 
  • Infecciones en la articulación de la rodilla.

¿Cuánto dura una gonalgia? ¿Puede ser crónica?

La duración varía dependiendo de la causa subyacente y de la respuesta al tratamiento. En algunos casos, puede desaparecer por sí solo después de un corto período de tiempo. Sin embargo, en otros casos puede persistir durante semanas, meses o incluso convertirse en una afección crónica. Por ese motivo es importante buscar atención médica si el dolor no desaparece después de unos días o empeora con el tiempo.

Síntomas de gonalgia

Conocer los síntomas puede ayudar a identificar la causa subyacente del dolor y buscar el tratamiento adecuado. 

Uno de los más comunes es el dolor en la rodilla. Puede ser constante o intermitente y empeorar al caminar, correr o realizar actividades físicas. Además del dolor, también puede haber hinchazón en la rodilla afectada. Esto se debe a la acumulación de líquido en la articulación, lo cual puede dificultar el movimiento y causar rigidez.

Otro síntoma asociado es la sensibilidad en la rodilla. Esto significa que la articulación puede sentirse sensible al tacto o al movimiento y puede doler al presionarla. A veces va acompañada de una sensación de calor o enrojecimiento en la articulación.

Además, algunas personas experimentan crepitación en la rodilla afectada. Se caracteriza por un ruido crujiente o chirriante en la articulación al moverla. Este síntoma, llamado vulgarmente gonalgia con chasquidos, puede ocurrir debido al desgaste del cartílago, lo cual puede deberse al envejecimiento o a lesiones previas.

Tipos de gonalgia

Existen diferentes tipos de gonalgia, cada uno con sus propias características y causas específicas. Algunos de los más comunes incluyen:

  • Traumática. Está causada por lesiones en la rodilla, como distensiones, torceduras, fracturas o luxaciones.
  • Mecánica. Se produce debido al desgaste excesivo de las articulaciones de la rodilla, como en la gonartrosis. En este caso puede ser una gonalgia degenerativa
  • Inflamatoria. Causada por enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide o la gota.
  • Por sobrecarga. Provocada por un uso excesivo de la rodilla, como correr largas distancias o levantar objetos pesados repetidamente.

En función del lugar en el que se produzca el dolor los especialistas hacen referencia también a gonalgia derecha, gonalgia izquierda o gonalgia bilateral.

Diagnóstico de gonalgia

El diagnóstico es un proceso fundamental para identificar la causa del dolor en la articulación. La detección temprana y precisa es crucial para implementar un plan de tratamiento efectivo y mitigar las molestias.

Implica una evaluación cuidadosa de los síntomas del paciente, junto con un examen físico completo. El médico busca: 

  • Signos de hinchazón, enrojecimiento o deformidad en la rodilla. 
  • Puede realizar pruebas de movimiento y palpación para evaluar la amplitud de movimiento y detectar áreas sensibles o dolorosas.

Además, se pueden requerir pruebas adicionales como radiografías, resonancias magnéticas, ecografías y análisis de sangre. Cada una de estas pruebas proporciona información única sobre las estructuras internas de la rodilla, permitiendo una evaluación más detallada de los tejidos blandos, los huesos y los ligamentos.

Tratamiento de la gonalgia

El tratamiento depende de la causa subyacente del dolor de rodilla. Así, podemos hablar de casos leves y casos más graves. 

Tratamiento para casos leves

Cuando el dolor está producido por alguna circunstancia no considerada grave se recomienda como remedios para la gonalgia: 

  • Reposo. 
  • Aplicación de hielo. 
  • La elevación de la extremidad, ya que puede ayudar a aliviar el dolor y la inflamación. 
  • Analgésicos, como el paracetamol o el ibuprofeno, para proporcionar alivio temporal.

Es importante destacar que estos tratamientos solo alivian los síntomas y no resuelven la causa subyacente del dolor de rodilla o gonalgia.

Tratamiento de gonalgia severa

Si la causa es una lesión grave o una afección crónica, es posible que se requiera atención médica adicional. En algunos casos, se puede recomendar fisioterapia para fortalecer los músculos de la rodilla y mejorar la estabilidad articular. También se pueden usar dispositivos ortopédicos, como rodilleras o férulas, para proporcionar soporte adicional a la rodilla afectada. En los casos más graves, una pregunta frecuente es si la gonalgia se opera. Efectivamente, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar o reemplazar las estructuras dañadas de la rodilla.

Diferencia entre gonalgia y gonartrosis

La gonalgia no es lo mismo que la gonartrosis, aunque comparten algunos síntomas similares. La primera se refiere al dolor de rodilla en general, mientras que la gonartrosis se refiere específicamente al desgaste del cartílago en la articulación de la rodilla. La gonartrosis es una forma común de artritis y puede causar dolor, rigidez, inflamación y dificultad para mover la rodilla. 

¿Se puede hacer ejercicio con gonartrosis?

La respuesta generalmente es sí, pero es importante tener en cuenta algunos factores. El ejercicio regular puede ser beneficioso para fortalecer los músculos que rodean la rodilla, mejorar la movilidad y reducir el dolor en casos de gonartrosis leve a moderada. Sin embargo, es crucial consultar a un traumatólogo antes de comenzar cualquier programa de ejercicios, ya que algunos pueden empeorar los síntomas y dañar la articulación de la rodilla aún más. Es decir, no se puede generalizar, sino que hay que ver cada caso por separado. 

Si padeces dolor de rodilla lo más recomendable es que acudas al traumatólogo para que realice un diagnóstico y así pueda poner un tratamiento. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte. Ahora puedes comprar una consulta de traumatología desde 27 euros y acudir al médico sin largas esperas y con total confianza. 

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