Lupus: causas, síntomas y tratamiento

¿Qué es el lupus?

Es una enfermedad autoinmune en la cual el sistema inmunológico, que normalmente protege al cuerpo contra infecciones, comienza a atacar erróneamente sus propios tejidos y órganos. Esto puede afectar diversos sistemas, como la piel, las articulaciones, los riñones, el corazón, los pulmones, el cerebro y la sangre.

Según la OMS se estima que esta enfermedad afecta a aproximadamente 5 millones de personas en todo el mundo, aunque es difícil estimar su prevalencia exacta e incidencia, al manifestarse de manera muy diferente en cada persona. 

¿Es contagioso el lupus?

La respuesta es clara: no, no es contagioso; no hay riesgo de transmisión del lupus. A diferencia de las infecciones virales o bacterianas, no se transmite de persona a persona mediante contacto físico, saliva, ni por compartir objetos cotidianos. 

Es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca erróneamente las células y tejidos propios del cuerpo, pero no se propaga entre individuos.

Causas del lupus

Esta enfermedad es compleja y ha desconcertado a la comunidad médica durante años. Aunque no se conocen con certeza todas las causas, se han identificado factores que pueden contribuir al desarrollo de esta afección. Los principales son: 

  • Factores genéticos. ¿El lupus es hereditario? Si bien existe una predisposición genética, la enfermedad en sí misma no es hereditaria de manera directa y uniforme. Así, aunque tener un familiar con esta enfermedad puede aumentar el riesgo, la mayoría de las personas con esta enfermedad no tienen antecedentes familiares. 
  • Factores ambientales. Se ha observado que ciertos factores ambientales desencadenan o contribuyen a su desarrollo. La exposición a la luz ultravioleta del sol se ha asociado con brotes de lupus cutáneo, y algunas infecciones virales y bacterianas también han sido vinculadas a la activación del sistema inmunológico.
  • Hormonas y sexo. Esta enfermedad afecta con mayor frecuencia a mujeres en comparación con hombres, lo que sugiere un posible papel de las hormonas sexuales en su desarrollo. Los estrógenos, en particular, podrían desempeñar un papel importante, ya que los síntomas a menudo mejoran durante el embarazo con lupus y empeoran después del parto.
  • Desregulación del sistema inmunológico. Se cree que la desregulación inmunológica es un componente central en el desarrollo de la enfermedad, aunque los desencadenantes exactos aún no se comprenden completamente.

Comprender la interacción de factores genéticos, ambientales y hormonales es crucial para avanzar en el diagnóstico temprano y el tratamiento efectivo.

Síntomas de lupus

Los síntomas pueden variar significativamente y a menudo imitan otras condiciones médicas. Reconocerlos es crucial para un diagnóstico temprano y un manejo efectivo de la enfermedad. Dado que los síntomas de lupus pueden ser similares al de otras condiciones médicas, es fundamental consultar a un médico para una evaluación adecuada. 

Entre los síntomas más comunes se encuentran:

  • Erupciones cutáneas, a menudo en forma de mariposa en la cara sobre las mejillas y puente de la nariz, conocida como eritema malar
  • Dolor, rigidez e inflamación en las articulaciones, similares a los síntomas de la artritis. También dolor muscular. 
  • Fatiga. La fatiga extrema, que no mejora con el descanso, es un síntoma frecuente y puede afectar significativamente la calidad de vida.
  • Problemas renales. Puede afectar los riñones, causando inflamación y daño renal. Los síntomas pueden incluir hinchazón en las piernas, orina espumosa y presión arterial elevada.
  • Fiebre. La fiebre inexplicada puede ser un indicador de actividad de la enfermedad.. Es importante monitorear cualquier aumento inesperado de la temperatura corporal.
  • Fotosensibilidad. Muchas personas experimentan sensibilidad a la luz solar, lo que puede desencadenar erupciones cutáneas y otros síntomas.
  • Problemas respiratorios. Puede afectar los pulmones, causando problemas respiratorios como dificultad para respirar y dolor en el pecho.
  • Problemas cardíacos. Inflamación del revestimiento del corazón (pericarditis) o de las arterias coronarias puede manifestarse con síntomas cardíacos, como dolor en el pecho.

Tipos de Lupus

Esta patología no se manifiesta de la misma manera en todos los casos. Se clasifica en varios tipos, cada uno con características y manifestaciones distintas. 

1. Lupus eritematoso sistémico (LES). Es la forma más común y puede afectar cualquier parte del cuerpo, incluyendo las articulaciones, la piel, los riñones y otros órganos. Los síntomas varían ampliamente y pueden ser leves o graves, desde erupciones cutáneas o sabañones a pérdida de peso o cabello. El LES a menudo se presenta con erupciones cutáneas en forma de mariposa en la cara. 

En ocasiones se denomina incorrectamente lupus reumatoide. Este es un término que combina el nombre de dos enfermedades autoinmunes diferentes: el lupus eritematoso sistémico (LES) y la artritis reumatoide (AR). Esta última es otra enfermedad autoinmune que afecta principalmente a las articulaciones, causando inflamación, dolor, hinchazón y eventualmente daño articular.

2. Lupus cutáneo. Se centra en la piel. Incluye el Lupus cutáneo agudo, caracterizado por erupciones rojas y dolorosas, y el Lupus eritematoso crónico cutáneo, que se manifiesta con lesiones más específicas y duraderas.

3. Inducido por medicamentos. Algunas personas pueden desarrollarlo como resultado del uso de ciertos medicamentos, como hidralazina o procainamida. Los síntomas son similares al LES, pero tienden a mejorar al suspender el medicamento desencadenante.

4. Lupus neonatal. Este tipo afecta a recién nacidos de madres con la enfermedad. Los anticuerpos autoinmunes de la madre pueden afectar al feto, causando erupciones cutáneas temporales y problemas hepáticos, aunque por lo general son leves y desaparecen con el tiempo.

5. Lupus discoide. Se limita a la piel y se manifiesta como lesiones cutáneas con bordes escamosos y cicatrices. Aunque rara vez afecta órganos internos, puede causar problemas significativos en la piel.

Diagnóstico del lupus

El diagnóstico puede ser difícil, debido a la variedad y variabilidad de síntomas y su similitud con otras enfermedades. Los médicos a menudo utilizan análisis de sangre, estudios de imagen y evaluación de síntomas para llegar a un diagnóstico preciso.

Los especialistas suelen utilizar unos criterios comunes como guía para confirmar la presencia de la enfermedad. Incluyen los síntomas comentados, como erupciones cutáneas, dolor articular, fiebre sin causa aparente, problemas renales, trastornos hematológicos y cambios inmunológicos. 

Además, se utilizan pruebas de laboratorio para evaluar la función renal, la inflamación y la actividad del sistema inmunológico. Las pruebas de anticuerpos, como los ANA, son fundamentales para el diagnóstico.

Las imágenes médicas, como resonancias magnéticas y ecografías, también pueden ser utilizadas para evaluar daños en órganos internos, especialmente en casos que afectan corazón y pulmones.

Tratamiento para el lupus

El tratamiento varía según la gravedad de la enfermedad y los órganos afectados. Hasta la fecha no existe una cura definitiva. Al ser una enfermedad autoinmune crónica, no puede eliminarse por completo del organismo. Sin embargo, aunque no es curable el lupus, es importante destacar que puede manejarse y tratarse eficazmente para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.

El tratamiento de lupus generalmente implica el uso de medicamentos que controlan la respuesta inmunológica del cuerpo y alivian los síntomas específicos. Los medicamentos pueden incluir, entre otros:

  • Antiinflamatorios no esteroides (AINE). Medicamentos como el ibuprofeno o el naproxeno pueden aliviar el dolor y la inflamación asociados con la enfermedad.
  • Corticosteroides. Estos medicamentos, como la prednisona, pueden reducir la inflamación y suprimir la respuesta inmunológica hiperactiva. Sin embargo, se utilizan con precaución debido a posibles efectos secundarios a largo plazo.
  • Medicamentos inmunosupresores. Fármacos como el metotrexato, azatioprina y ciclofosfamida se utilizan para suprimir el sistema inmunológico y reducir la actividad.
  • Fármacos antimaláricos. La hidroxicloroquina es un medicamento antimalárico que también se utiliza, especialmente para tratar problemas cutáneos y articulares.
  • Medicamentos biológicos. Algunos pacientes pueden beneficiarse de medicamentos biológicos, como el belimumab, que se dirige a las células B hiperactivas del sistema inmunológico
  • Cuidado de los órganos específicos. Dependiendo de los órganos afectados, se pueden necesitar tratamientos específicos. Por ejemplo, medicamentos para tratar problemas renales o cardíacos. 

Los científicos siguen trabajando en nuevos tratamientos para el lupus que consigan avances en el manejo de la enfermedad.  

Además, el manejo también puede implicar cambios en el estilo de vida, como protegerse del sol, llevar una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente y gestionar el estrés. Incluir estas rutinas saludables es un tratamiento natural para el lupus que debe tenerse en cuenta, 

Por otra parte, es importante que las personas afectadas se sometan a revisiones periódicas por parte del reumatólogo para evaluar la efectividad del tratamiento y ajustarlo según sea necesario. Es fundamental que trabajen en estrecha colaboración con su equipo médico para desarrollar un plan de tratamiento personalizado. 

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Síndrome de Sjögren: un trastorno autoinmune

El Síndrome de Sjögren es una enfermedad autoinmune crónica que afecta principalmente las glándulas que producen lágrimas y saliva, causando síntomas como sequedad en la boca y los ojos. 

Se trata de una enfermedad compleja y heterogénea que sufren entre 400.000 y 3 millones de personas en todo el mundo. Comprender la naturaleza de la enfermedad, sus tipos y la variabilidad en su gravedad es crucial para un diagnóstico preciso y un manejo adecuado.

¿Qué es el síndrome de Sjögren?

Es una patología autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca las glándulas exocrinas, encargadas de producir saliva y lágrimas. Esta respuesta inmune anormal provoca sequedad en la boca y los ojos, siendo estos síntomas los más característicos. Sin embargo, la enfermedad de Sjögren puede afectar otras partes del cuerpo, incluyendo articulaciones, pulmones, riñones y nervios.

No se debe generalizar diciendo que el síndrome de Sjögren es grave, ya que la enfermedad puede variar significativamente de una persona a otra y depende de varios factores. Entre ellos se encuentra la presencia de otras patologías autoinmunes, la edad del paciente y la detección temprana de la enfermedad. Algunos aspectos clave sobre la gravedad son:

  • Complicaciones sistémicas. En casos más graves puede afectar órganos y tejidos más allá de las glándulas exocrinas. La afectación sistémica puede dar lugar a complicaciones como enfermedades pulmonares, renales o neurológicas.
  • Impacto en la calidad de vida. La sequedad crónica en ojos y boca puede tener un impacto negativo. Puede causar fatiga, dolor articular y muscular y aumentar el riesgo de infecciones en las vías respiratorias.
  • Riesgo de linfoma. En casos más severos, los pacientes tienen un ligero aumento en el riesgo de desarrollar linfoma. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la mayoría de las personas con la enfermedad no desarrollan esta complicación.

Tipos de síndrome de Sjögren

Existen dos tipos de síndrome de Sjögren o síndrome seco: 

  • Sjögren primario. Ocurre cuando la enfermedad se presenta de manera independiente, sin estar asociada a otras patologías autoinmunes. Representa la mayoría de los casos y se caracteriza por afectar predominantemente las glándulas salivales y lagrimales.
  • Sjögren secundario. Cuando se desarrolla en combinación con otras enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o el lupus. La presencia de otras afecciones puede complicar el cuadro clínico y aumentar la gravedad de los síntomas.

Síntomas de una enfermedad autoinmune

El Síndrome de Sjögren presenta una variedad de síntomas que pueden cambiar en intensidad y afectar diferentes sistemas del cuerpo. Los más característicos son la sequedad en la boca y los ojos, que se producen como consecuencia de la reducción de la cantidad de saliva y de lágrimas en los ojos.

  • La xerostomía o sequedad en la boca se debe a la afectación de las glándulas salivales, lo que reduce la producción de saliva. La falta de lubricación puede provocar dificultades en la deglución, problemas en el habla y un mayor riesgo de caries dental. 
  • La xeroftalmia o sequedad en los ojos es otro síntoma común. Las glándulas lagrimales se ven afectadas, resultando en una disminución de la producción de lágrimas. Esto puede causar irritación ocular, sensación de cuerpo extraño, y en casos más severos, afectar la visión.

Otros síntomas a tener en cuenta son:

  • Fatiga persistente que no mejora con el descanso. Puede afectar significativamente la calidad de vida y la capacidad para llevar a cabo actividades diarias.
  • Dolor articular y muscular. Pueden variar en intensidad y ubicación, afectando la movilidad y la comodidad física.
  • Problemas respiratorios. La afectación de las glándulas en el sistema respiratorio puede resultar en sequedad en la nariz y la garganta, lo que conduce a problemas respiratorios, especialmente durante la noche.
  • Problemas en la piel y las mucosas. La sequedad puede extenderse a la piel y a las mucosas, causando sequedad cutánea y en las áreas genitales. Esto puede resultar en irritación y molestias.
  •  Problemas gastrointestinales. Algunos pacientes pueden experimentar síntomas digestivos en el síndrome de Sjögren, como dificultades en la digestión y problemas para tragar.
  • Dolor al mantener relaciones sexuales, picor e infecciones recurrentes. 

También se pueden dar síntomas menos comunes como la neuropatía periférica, que implica daño a los nervios fuera del cerebro y la médula espinal, o fiebre y malestar general.

Complicaciones asociadas y consecuencias del síndrome de Sjögren 

El Síndrome de Sjögren presenta consecuencias que van más allá de la sequedad en ojos y boca, impactando la calidad de vida de quienes lo padecen. Las principales son: 

  • Sequedad crónica y dolor. La falta de saliva puede afectar la capacidad para hablar y comer, y la sequedad ocular puede causar irritación y visión borrosa. Además, algunos pacientes experimentan dolor articular y muscular, contribuyendo a la carga física y emocional.
  • Complicaciones oculares. La sequedad ocular crónica puede dar lugar a complicaciones oculares más graves, como úlceras corneales e infecciones. La falta de lubricación adecuada puede afectar la calidad de la visión y aumentar el riesgo de daño a la córnea.
  •  Problemas dentales. La disminución de la producción de saliva puede contribuir a problemas dentales, como caries y enfermedad periodontal. 
  • Fatiga y debilidad. La fatiga es común y puede ser debilitante. La carga continua de la enfermedad, junto con el impacto en la calidad del sueño, contribuye significativamente a la fatiga persistente.
  • Afectación sistémica. Puede incluir problemas pulmonares, renales o neurológicos, aunque estas complicaciones son menos frecuentes.

Causas del síndrome de Sjögren

El Síndrome de Sjögren es una enfermedad autoinmune en la cual el sistema inmunológico, de manera incorrecta, dirige sus ataques hacia las células y tejidos propios del cuerpo. Existen diversos factores que pueden activar o desencadenarlo, como infecciones o el uso de ciertos medicamentos. También existen causas emocionales del síndrome de Sjögren y la presencia de otras condiciones médicas. Estos elementos, junto con una predisposición genética, crean las condiciones para la manifestación de la enfermedad.

Aunque las causas exactas no se comprenden completamente, diversos factores de riesgo pueden contribuir al desarrollo de esta enfermedad autoinmune. Los principales son: 

  • Sexo y edad. Alrededor del 90% de los casos son diagnosticados en mujeres, generalmente entre las edades de 40 y 60 años. Sin embargo, la enfermedad puede afectar a personas de cualquier edad, incluyendo a hombres.
  • Antecedentes familiares. Si hay antecedentes familiares de la enfermedad o de otras enfermedades autoinmunes, como lupus o artritis reumatoide, el riesgo puede aumentar. Es decir, no se puede afirmar que el síndrome de Sjögren es hereditario, pero es más frecuente en personas con familiares que también tienen otras enfermedades autoinmunes o del tejido conectivo.
  • Sexualidad y hormonas. La prevalencia más alta en mujeres sugiere una posible relación con las hormonas sexuales. 
  • Infecciones virales. Algunas infecciones virales, como el virus de Epstein-Barr, han sido asociadas con un mayor riesgo. 
  • Factores ambientales. Exposiciones ambientales a ciertos químicos o a la radiación han sido investigadas como posibles factores de riesgo. 
  • Alteraciones en las células epiteliales. Las células epiteliales que recubren las glándulas exocrinas pueden experimentar alteraciones en esta patología, desencadenando la respuesta inmunológica.
  • Desequilibrios en el sistema inmunológico, como la presencia de autoanticuerpos, son comunes. Los autoanticuerpos atacan tejidos propios del cuerpo, contribuyendo a la destrucción de las glándulas exocrinas.

Diagnóstico de Sjögren

El diagnóstico temprano es crucial para iniciar el tratamiento adecuado y gestionar las complicaciones de manera efectiva.

  • Evaluación de síntomas y antecedentes médicos. 
  • Pruebas de función salival y lagrimal. La prueba de Schirmer para los ojos y la prueba de estimulación salival pueden proporcionar datos objetivos sobre la función de las glándulas exocrinas.
  • Análisis de sangre. Se realizan análisis de sangre para detectar la presencia de autoanticuerpos, como los anticuerpos anti-SSA (Ro) y anti-SSB (La), que son comunes en este síndrome. La positividad de estos autoanticuerpos es una indicación importante.
  • Biopsia de glándulas salivales menores para evaluar la presencia de inflamación característica. 
  • Exámenes de imagen. Imágenes como la resonancia magnética (RM) pueden ayudar a evaluar la inflamación de las glándulas salivales y confirmar el diagnóstico.

Tratamiento del síndrome de Sjögren

El manejo implica una combinación de nuevos tratamientos del síndrome de Sjögren médico, atendiendo a las complicaciones y estrategias de alivio de síntomas. Deben combinar: 

  • Hidratación y lubricación. El consumo adecuado de agua es esencial para contrarrestar la sequedad en la boca. Además, el uso de lágrimas artificiales y geles lubricantes puede aliviar la sequedad ocular.
  • Medicamentos inmunosupresores. En casos más graves, se pueden recetar estos fármacos para reducir la respuesta inmunológica y la inflamación.
  • Medicamentos para estimular la producción de saliva. Pilocarpina y cevimelina son medicamentos que pueden ayudar a estimular la producción de saliva.
  • Antiinflamatorios no esteroides (AINEs). AINEs como el ibuprofeno pueden ayudar a aliviar el dolor articular y muscular.
  • Enfoque multidisciplinario. La colaboración entre reumatólogos, oftalmólogos y otros especialistas es crucial para un tratamiento integral.

Remedios caseros y consejos de autocuidado

Algunos remedios caseros son: 

  • Humidificadores. Su uso puede ayudar a mantener la humedad en el ambiente y aliviar la sequedad.
  • Cuidado de la piel. La hidratación regular de la piel y los ojos puede mitigar la sequedad cutánea.
  • Evitar factores desencadenantes. Evitar el humo del tabaco y entornos con poca humedad puede reducir la irritación.
  • Dieta saludable. Una dieta balanceada y rica en ácidos grasos omega-3 puede tener beneficios antiinflamatorios.

Esperanza de vida y calidad de vida

La esperanza de vida en el Síndrome de Sjögren generalmente no se ve significativamente reducida, pero la gravedad de la enfermedad puede influir. La adaptación a la enfermedad y el apoyo psicológico son componentes importantes para enfrentar los desafíos emocionales.

La investigación activa busca entender mejor los mecanismos subyacentes y desarrollar tratamientos más efectivos. Terapias emergentes, como la terapia génica y la inmunoterapia, están siendo investigadas.

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En qué consiste la espondiloartrosis y cómo se puede tratar

¿Qué es la espondiloartrosis? Es una enfermedad degenerativa que afecta a las articulaciones de la columna vertebral causando dolores de espalda y rigidez. Generalmente ocurre cuando los discos intervertebrales se desgastan, ya que son los encargados de soportar el peso del cuerpo y permitir el movimiento de la columna. Estos discos son estructuras formadas por tejido cartilaginoso con un núcleo de gel elástico, que se consumen y descomponen con el tiempo. 

Esta enfermedad es uno de los tipos de artritis degenerativa crónica más común y se produce principalmente en el adulto mayor. Además de los discos, también puede afectar otros componentes de la columna vertebral, como los ligamentos, los músculos y los nervios

Causas de Espondiloartrosis

Se trata de una afección degenerativa multicausal, que se ve influenciada por una combinación de edad, estilo de vida y problemas metabólicos. Es importante entender los factores de riesgo y tratarlos de manera adecuada para prevenir el desarrollo de la afección.

Los principales son: 

  • Edad. El envejecimiento natural del cuerpo causa cambios en los huesos y tejidos conectivos, haciendo que se vuelvan más propensos a desgastarse. Esto puede provocar la degeneración de los discos intervertebrales y las articulaciones, lo que a su vez aumenta el riesgo de padecer esta enfermedad.
  • Estilo de vida. Si una persona no hace ejercicio adecuadamente y mantiene un estilo de vida sedentario durante largos periodos de tiempo, la debilidad muscular y los problemas articulares pueden aumentar, lo que contribuye al proceso de desgaste. La obesidad también es un factor de riesgo, ya que los huesos y articulaciones soportan mayores cargas. 
  • Trastornos metabólicos. La gota y la artritis reumatoide pueden provocar depósitos de ácido úrico y cristales en las articulaciones, lo que contribuye a desgastarlas más rápido. Además, los cambios hormonales, tales como la menopausia, pueden afectar la producción de hormonas, los niveles de colesterol y la presión.

Causas Degenerativas

El desgaste normal del disco intervertebral suele ser la causa principal. Se produce a causa de la edad, pero también se puede desarrollar en personas más jóvenes como resultado de una mala postura, un trauma u otra lesión. Además, hay ciertas condiciones hereditarias que pueden contribuir a la formación de espondiloartrosis degenerativa. 

Causas inflamatorias

Suele ser resultado de la artritis reumatoide. Esta forma de artritis concierne principalmente las articulaciones y el tejido conectivo de las extremidades. Sin embargo, a veces también afecta a la columna vertebral, lo que ocasiona la aparición de espondiloartrosis inflamatoria. Además de la artritis reumatoide, hay otras enfermedades inflamatorias como la espondilitis anquilosante que también pueden contribuir a su desarrollo.

Síntomas de espondiloartrosis

Se trata de una condición articular crónica dolorosa, caracterizada por la degeneración progresiva del cartílago articular con el paso del tiempo. Esto da lugar a la inflamación y al endurecimiento de las articulaciones

Los principales signos de espondiloartrosis  incluyen: 

  • Dolor en las articulaciones afectadas, especialmente durante el movimiento y al realizar determinadas actividades. 
  • Inflamación. 
  • Sensibilidad alrededor de las articulaciones. 
  • Disminución en la movilidad articular. 
  • Rigidez articular, especialmente por la mañana tras levantarse de la cama. Suele disminuir con el paso de las horas. 
  • Fatiga y malestar general. 
  • Otros síntomas menos comunes: dolor en los tendones, ligamentos, huesos o músculos alrededor de las articulaciones afectadas; irritación en la piel que rodea las articulaciones; deformidad articular; hinchazón de los tejidos blandos, y en algunos casos, disminución de la fuerza. 

Los síntomas no suelen ser graves, pero pueden causar un gran impacto en la vida diaria de la persona afectada. 

Tipos de Espondiloartrosis

Existen diferentes tipos. Los principales serían: 

  • Cervical. Los síntomas más comunes de la espondiloartrosis cervical incluyen rigidez y dolor en el cuello, molestias que se irradian hacia los brazos, sensación de hormigueo en los brazos y dolor de cabeza.
  • Dorsal. La espondiloartrosis dorsal provoca dolor en la parte baja de la espalda que puede irradiarse hacia las nalgas o los muslos, rigidez en la parte baja de la espalda y problemas para mover la zona afectada. 
  • Lumbar. Incluye dolor en la parte baja de la espalda y sensación de rigidez y calambres en el coche, en la parte trasera de los muslos y en la parte baja de los glúteos. La espondiloartrosis lumbar es una de las más frecuentes. 
  • Sacra. Ocasiona dolor en la zona lumbar y en la cintura pélvica, rigidez en los huesos de la cintura pélvica y dificultad para sentarse y levantarse de una posición sentada. 
  • Torácica. Causa dolor en la parte superior de la espalda, rigidez en los hombros, brazos, pecho y la parte superior de la espalda y dificultad para realizar algunas actividades. 
  • Mixta. Los síntomas dependen de la región de la columna afectada, pero en general incluyen dolor en la zona afectada, rigidez y limitación de la movilidad. 
  • Espondiloartrosis degenerativa. Es la forma más común y los síntomas incluyen dolor y pérdida de movilidad en la zona afectada y deterioro de los discos que separan a las vértebras. La causa exacta de la discopatía degenerativa no está clara, pero se cree que puede deberse a un trauma, a una condición hereditaria o a un desequilibrio químico en el cuerpo. 
  • Espondiloartrosis inflamatoria. Se relaciona con la artritis reumatoide, una condición de salud autoinmune que causa inflamación en las articulaciones. Los síntomas varían según la severidad de la enfermedad. En general, incluyen dolor en los músculos y tejidos blandos de la columna vertebral, rigidez en la zona afectada, sensación de hormigueo en los brazos y piernas y dificultad para realizar algunos movimientos.

Diagnóstico

El diagnóstico generalmente se realiza mediante una combinación de datos físicos, pruebas de laboratorio, imagen y otras herramientas diagnósticas. Uno de los primeros pasos es una evaluación física completa. El reumatólogo revisa los signos y síntomas, el historial médico, y hace preguntas sobre la actividad física y los síntomas presentes. También pueden realizar pruebas como el rango de movimiento, palpación para identificar sensibilidad, y tests especiales para determinar la fuerza muscular. 

Además, se pueden realizar pruebas de laboratorio como análisis de orina y un examen de sangre completo para excluir otras enfermedades o infecciones. 

Otra herramienta diagnóstica útil es la radiografía. Ayuda al médico a detectar cualquier deformidad en la articulación, artritis, ligamentos lesionados, y una pérdida de espacio articular o hueso añadido. 

El médico también puede solicitar una tomografía computarizada y una resonancia magnética, así como pruebas de función nerviosa como el electromiograma.   

Finalmente, en casos donde el diagnóstico aún está en duda, el médico puede recomendar una artrocentesis para obtener una muestra de líquido de la articulación afectada y verificar el contenido y el nivel de inflamación. 

Una vez que se diagnostica la enfermedad, el profesional puede recomendar un plan de tratamiento adecuado que incluya terapia física, medicación y cirugía, dependiendo del estado de la enfermedad. 

Tratamiento de la espondiloartrosis

Aunque no hay una cura para la enfermedad, hay varias formas con las que se puede tratar. En general, el tratamiento se centra en la reducción del dolor y la limitación en la movilidad. Es importante trabajar con un profesional de la salud para determinar el plan adecuado para cada paciente. El manejo a largo plazo incluye el cuidado personal, la medicación y el control de los síntomas.

Algunos tratamientos son: 

  • Fisioterapia y ejercicios de estiramiento para fortalecer el músculo y la movilidad de la columna. También se puede trabajar un programa de fortalecimiento para proporcionar estabilidad a la columna lumbar. 
  • Dieta saludable. Puede tener un impacto positivo en la condición, especialmente si la inflamación es un problema. 
  • Terapia de calor y frío, además de la acupuntura y los masajes, también pueden ayudar a aliviar el dolor.
  • Medicamentos para el alivio del dolor. 
  • Ejercicios de relajación. 
  • Inyecciones de cortisona para aliviar el dolor y la inflamación. 
  • Cirugía. Se recurre a la intervención quirúrgica solo en los casos más graves, para mejorar la función y aliviar el dolor. 

Ejercicios recomendados para la espondiloartrosis

Estos ejercicios pueden estar encaminados a fortalecer los músculos y ligamentos que sujetan las articulaciones, mejorar el rango de movimiento articular y ayudar a prevenir la deformidad. Los ejercicios se clasifican en estáticos y dinámicos. 

  • Los ejercicios estáticos o de estabilización son fundamentales para prevenir la deformidad ósea y promover la movilidad articular. Ayudan a fortalecer los músculos y ligamentos de la articulación, al mismo tiempo que proporcionan estabilidad para prevenir la deformidad. Se realizan con movimientos lentos y controlados sin grandes cargas. 
  • Los ejercicios dinámicos son útiles para aumentar la fuerza muscular y mejorar la coordinación. Son los más comunes para las personas con espondiloartrosis, ya que mejoran la movilidad articular a la vez que previenen la deformidad ósea. Incluyen estiramientos, sentadillas, levantamiento de pesas y caminar. Deben ser realizados bajo supervisión de un fisioterapeuta, para asegurarse de la correcta realización y evitar una lesión por generar una excesiva carga a las articulaciones. Es importante tener en cuenta que los ejercicios deben estar adaptados al grado de afectación de cada persona y de forma moderada, para evitar efectos secundarios indeseados.

Espondiloartrosis y caminar 

Esa patología generalmente afecta a personas de edad avanzada y a veces se manifiesta como dolor e inflamación. Por tanto, caminar puede resultar doloroso y dificultar el movimiento. Pero puede ser beneficioso, ya que ayuda a fortalecer los músculos de las articulaciones, reduciendo la presión en las articulaciones afectadas. Sin embargo, es importante que el paciente consulte a su médico antes de comenzar cualquier actividad de ejercicio, ya que caminar con demasiada frecuencia o durante un período de tiempo prolongado puede empeorar el dolor. El médico también puede recomendar otras actividades de ejercicio como la natación o el yoga. 

Pronóstico 

El pronóstico depende de varios factores como el nivel de estrés, el tratamiento que reciba la persona afectada, su edad y el nivel de actividad física. Además, hay casos en que la enfermedad puede mejorar o empeorar sin causa aparente a pesar de los tratamientos, lo que indica que su pronóstico es difícil de predecir

Los tratamientos incluyen medicamentos para reducir la inflamación, así como terapia física, entrenamiento en fortalecimiento muscular y cambios en la dieta. La gestión del dolor y el estrés también pueden ser parte importante de un plan de tratamiento. Los expertos han señalado que un enfoque conservador, utilizando varias de estas estrategias, puede ser útil para reducir el dolor y mejorar la calidad de vida

Sin embargo, hay muy poca evidencia científica para apoyar la eficacia de los tratamientos a largo plazo. Aun así, existen varios estudios que indican que el tratamiento temprano puede ayudar a prevenir la progresión de la deformación articular y evitar el desgaste de los huesos y el tejido alrededor de la articulación. Esto indica que hay esperanza de mejoría con el tratamiento precoz y un compromiso motivado con el tratamiento a largo plazo. 

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Qué es la espondilosis y cómo tratarla

La espondilosis es un trastorno degenerativo que provoca cambios en las vértebras de la columna vertebral. Es una forma de artritis degenerativa crónica en la que se produce un desgaste progresivo de los tejidos suaves, cartílago y huesos en los que se insertan los músculos. Puede afectar además a la cadera, las rodillas, la columna cervical y los hombros.

En la mayoría de los casos, la espondilosis se caracteriza por la formación de bultos y nudos en los discos intervertebrales y articulaciones vertebrales. Estas lesiones pueden causar una variedad de síntomas, que incluyen el dolor lumbar, rigidez e incluso debilitamiento muscular.

A medida que los huesos y los discos intervertebrales envejecen, suelen someterse a cambios degenerativos, como el desgaste y el engrosamiento. Por eso, la espondilosis generalmente empieza entre los 30 y los 50 años, y es más común en personas mayores de 40 años. Las zonas del cuerpo más afectadas por la espondilosis son los hombros y la parte superior de la espalda, los dedos de las manos, los tobillos y las rodillas.

No hay que confundir este trastorno con la espondiloartrosis, que es una enfermedad reumática crónica inflamatoria que se refiere a la formación de artritis en la columna vertebral, provocando el deterioro cartilaginoso en las articulaciones.

Síntomas de la espondilosis

Esta afección generalmente no causa dolor, pero su avance puede llevar a una calidad de vida significativamente reducida. Los síntomas y signos de espondilosis son similares a los de otros trastornos de la columna vertebral, como la artritis. Aunque los cambios se producen en toda la columna, los síntomas se notan sobre todo en la zona lumbar. Los principales síntomas de la espondilosis lumbar o de otras zonas son:

  • Dolor. Se siente generalmente en la región lumbar (espondilosis lumbar), pero también puede extenderse a otras áreas del cuerpo, como la cadera, el muslo o el abdomen. El dolor también puede aparecer con la actividad o al cambiar de posición. Algunas personas experimentan dolor constante, mientras que otras sólo lo notan de vez en cuando.
  • Rigidez de la columna vertebral, especialmente por la mañana, así como en el cuello y hombros.
  • Inflamación en la columna vertebral.
  • Debilidad muscular.
  • Pérdida de movilidad en las articulaciones.
  • Disfunción muscular.
  • Hinchazón, calambres o entumecimiento de los músculos.
  • Formación de crecimientos óseos (espolón) en la columna vertebral.

Estos síntomas van y vienen, pero su intensidad y frecuencia pueden variar según el estado y la ubicación de la espondilosis.

Por qué se produce la espondilosis: factores de riesgo

Dado que existen muchos factores, puede ser difícil identificar exactamente las causas de espondilosis. Algunos de ellos son edad avanzada, historial de lesiones, sedentarismo, genética y obesidad.

  • Edad. Se sabe que el desgaste de los discos vertebrales aumenta con la edad. Las personas mayores de 40 años son más propensas a desarrollar esta condición.
  • Estilo de vida. Quienes tienen una vida sedentaria cuentan con mayor probabilidad de desarrollar espondilosis. Esto se debe a que la inactividad contribuye a la pérdida de masa muscular y debilita la columna.
  • Sexo. Estudios recientes han demostrado que las mujeres parecen tener más probabilidades de desarrollar espondilosis que los hombres.
  • Sobrepeso y obesidad. La obesidad incrementa la presión sobre la espalda y los discos, lo que aumenta el riesgo de desarrollar espondilosis.
  • Genética y herencia. Cuando se investigan casos de espondilosis en la familia, los resultados suelen ser positivos. Esto significa que los miembros de la familia pueden desarrollar la condición si no toman precauciones.

Otro factor que contribuye a la espondilosis es la fractura ósea. Estas fracturas se pueden presentar como el resultado de una caída, accidente u otra lesión. La fractura ósea en la columna vertebral puede provocar la erosión de los discos intervertebrales y las articulaciones, lo que puede conducir a la formación de bultos óseos.

Otro motivo para la espondilosis es el desgaste y la desviación de la columna vertebral. Con el tiempo, la columna vertebral se vuelve más débil, lo que ocasiona que los discos y las articulaciones comiencen a desviarse. Esto reduce la flexibilidad de la columna y la hace más propensa al daño y a la formación de cicatrices óseas.

Es importante tener en cuenta que hay factores de riesgo que no se pueden controlar (edad, sexo y genética). Sin embargo, hay cosas que se pueden hacer para minimizar el riesgo. Esto incluye hacer más actividad física, llevar un peso saludable y evitar actividades que puedan dañar la espalda.

Zonas del cuerpo afectadas por la espondilosis

La espondilosis afecta principalmente a la columna vertebral. Esta enfermedad también es conocida como artrosis vertebral o artrosis de la columna vertebral y se caracteriza por la erosión o desgaste de los discos intervertebrales, lo que produce rigidez, dolor y limitación en el movimiento. Las áreas afectadas con mayor frecuencia por la espondilosis suelen coincidir con el cuello, los hombros y la parte baja de la espalda.

El dolor en estas zonas se debe a que los discos intervertebrales se van erosionando y al bajo flujo sanguíneo del área, causando una limitación en el movimiento y debilitamiento de los músculos proximales. Además, el extremo del cuello y la región lumbar son los dos sitios donde generalmente aparecen vendajes o hernias discales causados por la espondilosis.

El dolor localizado en estas áreas se puede agudizar al realizar ciertas actividades cotidianas, como levantar objetos pesados, sentarse durante mucho tiempo o realizar movimientos de extensión o flexión repetidos con el tiempo. Estas actividades pueden afectar a personas que sufren de espondilosis de diferentes formas, desde un leve dolor hasta la completa pérdida del movimiento en el área afectada. Por todo esto, los pacientes con espondilosis deben reducir las actividades diarias pesadas, adoptar una postura correcta y cuidar la columna vertebral para el buen manejo de los síntomas de esta enfermedad crónica.

Además, el uso de tratamientos no farmacológicos como fisioterapia puede ser extremadamente útil para ayudar a manejar los síntomas tanto en el cuello como en la parte baja de la espalda.

Tipos de espondilosis

A la hora de identificar cuántos tipos de espondilosis hay, es necesario remarcar que cada uno de ellos tiene síntomas, tratamientos y formas de prevención diferentes.

  • Espondilitis anquilosante. Es un tipo de espondilosis autoinmune crónica, caracterizada por inflamación progresiva de la columna vertebral y articulaciones sacroilíacas (SI). La enfermedad comienza con dolor lumbar, molestias entre las vértebras lumbares y sacroilíacas, rigidez articular por la mañana y el desarrollo de nódulos reumatoides en la espalda. Otras áreas comunes de afectación son la cadera, rodillas y otras articulaciones periféricas. Los tratamientos incluyen antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), esteroides, agentes biológicos, fisioterapia y terapia física.
  • Osteoartritis espinal. Es un tipo de espondilosis degenerativa crónica que implica la descomposición articular en la columna vertebral. Los síntomas incluyen dolor lumbar, rigidez articular, deterioro de la movilidad y dificultades para levantar el tronco. El tratamiento incluye AINEs, relajantes musculares, terapia física y, en algunos casos, cirugía.
  • Espondilodiscitis. Es un tipo de espondilosis infecciosa que se produce cuando las bacterias u otros organismos invaden una articulación espinal. Los síntomas incluyen fiebre, dolor lumbar, debilidad muscular y rigidez en la columna lumbar. El tratamiento para esta afección implica el uso de antibióticos y, en algunos casos, cirugía.
  • Estenosis espinal. Es una afección que causa el endurecimiento del conducto raquídeo que contiene las raíces nerviosas y los nervios que se extienden de la columna vertebral. Se caracteriza por dolor lumbar, rigidez, debilidad muscular en las piernas y problemas para caminar o levantar el tronco. Los tratamientos incluyen antiinflamatorios, relajantes musculares, terapia física y, en algunos casos, cirugía.
  • Degeneración espinal discal. Es una afección que causa el desgaste de los discos entre las vértebras de la columna, provocando dolor lumbar, rigidez, debilidad muscular en las piernas y problemas para caminar o levantar el tronco. El tratamiento para esta afección implica el uso de AINEs, relajantes musculares, terapia física y, en algunos casos, cirugía.

Si atendemos a la ubicación de este trastorno degenerativo podemos hablar de:

  • Espondilosis cervical. Incluye los cambios en los discos cervicales y articulaciones.
  • Espondilosis torácica: Incluye los cambios en los discos torácicos y articulaciones.
  • Espondilosis lumbar. Los cambios se producen en los discos lumbares y articulaciones. El 80% de los síntomas de esta patología están en la zona lumbar.
  • Espondilosis dorsal. Contiene los cambios en los discos y articulaciones de la columna vertebral y la parte superior de la espalda. Aparecen menos síntomas, al ser una zona que se mueve menos.
  • Espondilosis bilateral. Consiste en la degeneración de los discos intervertebrales, con una afección de ambos lados de la espina dorsal. En la mayoría de los casos, se produce en la columna vertebral lumbar, provocando una reducción de altura de los discos intervertebrales en ambos lados de la columna.

Diagnóstico de la espondilosis

Las pruebas diagnósticas para confirmar el diagnóstico de espondilosis, que puede incluir la degeneración de los discos intervertebrales y la inflamación de estructuras articulares, son:

  • Análisis de sangre. El médico puede realizar pruebas específicas para detectar si hay inflamación en las articulaciones y los tejidos involucrados. Estas pruebas pueden incluir la medición de niveles de proteína C-reactiva (CRP), estimulando la hormona de liberación de gonadotropinas (GnRH), ácido úrico, creatinina y otras pruebas específicas.
  • Radiografías. Se usan para detectar alteraciones en los huesos y las articulaciones relacionadas con el proceso de degeneración de la espondilosis. Las radiografías también se utilizan para proporcionar una imagen clara de la anatomía de la columna y para evaluar el grado de compresión de los nervios.
  • Resonancia magnética. Es una prueba de imagen usada para detectar anomalías en los discos intervertebrales, articulaciones y tejidos blandos. También se utiliza para evaluar el grado de compresión de los nervios y detectar el daño a nivel óseo.

Todas estas pruebas son útiles para evaluar el grado de degeneración de los discos intervertebrales y de los nervios, para identificar la presencia de inflamación en las articulaciones y para visualizar la estructura de los músculos y los ligamentos. Aunque el reumatólogo es el médico encargado de tratar esta patología, en ocasiones los traumatólogos y los neurólogos también la atienden.

Tratamiento de la espondilosis

El tratamiento para la espondilosis lumbar u otra zona depende de la severidad de los síntomas y la cantidad de daño causado. Existen algunos tratamientos eficaces que pueden ayudar a aliviar el dolor y mejorar la movilidad.

  • Reposo. Es esencial y hace referencia a la importancia de evitar la actividad excesiva que puede provocar dolor y empeorar la condición. También se recomienda moverse lentamente y estirar regularmente para ayudar a aliviar los dolores musculares y reducir la rigidez.
  • Analgésicos y antiinflamatorios.  Son útiles para aliviar el dolor y la inflamación. Siempre bajo prescripción médica, se recomienda usar estos medicamentos solo para episodios de dolor intenso, especialmente en las etapas más tempranas del tratamiento.
  • Fisioterapia y terapia ocupacional. Son tratamientos no quirúrgicos efectivos para la espondilosis. Con la presencia de un profesional sanitario, incluyen masajes suaves, terapia de ejercicios a medida y uso de calor, frío y películas de ultrasonido. Estas técnicas pueden ayudar a aliviar el dolor, fortalecer la región lumbar y mejorar la flexibilidad.

Si ninguna terapia resulta efectiva pueden ser necesarios tratamientos quirúrgicos tales como la fusión de la columna vertebral, la descompresión de la médula espinal, el bloqueo de la artritis para reducir el dolor e incluso la remoción de las costillas para aliviar el dolor. Estos tratamientos invasivos están enfocados a mejorar los síntomas, pero no detienen la evolución de la enfermedad.

Remedios caseros para la espondilosis

Aunque la terapia para tratarla puede variar de persona a persona, hay algunos remedios caseros que los pacientes pueden probar. Hablamos de:

  • Suplementos como la glucosamina o la condroitina para ayudar a fortalecer los huesos y reducir la inflación.
  • Ejercicios específicos y estiramientos para combatir el dolor y ayudar a mejorar la función de los músculos.
  • Nutrientes hidratantes como las algas y las frutas son ricos en sustancias que aumentan la absorción de agua y pueden ayudar a proteger los tejidos articulares. El aceite de oliva también es un gran aliado; contiene ácidos grasos esenciales que ayudan a aliviar el dolor.
  • Consumo de alimentos ricos en colágeno también puede ayudar a proporcionar mayor elasticidad en las articulaciones, combatiendo así la rigidez.

Estos remedios caseros son sólo algunas de las formas en que un paciente puede aliviar los síntomas de la espondilosis, pero siempre deben consultarse con un profesional de la salud antes de intentar cualquier tratamiento. Por último, recuerda que una dieta saludable y el ejercicio adecuado son clave para mantener una buena salud y prevenir el desarrollo de la espondilosis.

Complicaciones de la espondilosis

Esta enfermedad degenerativa del disco intervertebral (DDD puede conducir a complicaciones en la salud de los adultos mayores. Pueden consistir en:

  • Dolor crónico. El dolor puede ser leve, moderado o intermitente y puede estar causado por el desgaste y la presión sobre los discos intervertebrales, los músculos, los ligamentos y los nervios de la columna vertebral. Estos niveles de dolor con el tiempo pueden empeorar si no reciben tratamiento.
  • Limitación de movimiento. La restricción de movimiento en la columna vertebral debido al desgaste de la columna puede empeorar con el tiempo si no se recibe el tratamiento adecuado. Muchas personas mayores con diagnóstico de espondilosis pueden sufrir limitación de movimiento, así como dolor intenso que impide su movilidad.

Además de los dolores y limitaciones de movimiento, hay otros síntomas y complicaciones relacionados con la espondilosis. Estos incluyen entumecimiento, hormigueo, debilidad en las extremidades, y raramente, afecciones cardíacas, respiratorias o urinarias. Estas complicaciones ocurren cuando los discos intervertebrales se desgastan y presionan los nervios adyacentes.

Estos síntomas pueden ser difíciles de manejar y pueden limitar gravemente la actividad y calidad de vida de una persona. Los principales tratamientos para las complicaciones de la espondilosis son los tratamientos farmacológicos y terapéuticos. Ayudan a aliviar el dolor, mejorar la movilidad y reducir el riesgo de complicaciones adicionales.

Agravación con el tiempo o la edad

Uno de los principales temas de discusión en relación con la espondilosis es si la enfermedad se agrava con el tiempo o la edad. Algunos médicos creen que, con el paso de los años, el tejido conectivo de las articulaciones intervertebrales puede debilitarse, lo que causa un aumento en la rigidez de la columna vertebral. Esto, a su vez, puede llevar a una mayor limitación en el movimiento, lo que podría agravar la enfermedad con el tiempo.

Sin embargo, también se cree que algunos casos de espondilosis pueden agravarse con la edad debido a la disminución natural de la elasticidad de los tejidos conectivos y el aumento de la rigidez de la columna vertebral natural del envejecimiento. Esto puede ser aún más pronunciado si la persona es sedentaria o no realiza ejercicio regularmente.

En última instancia, la respuesta a la pregunta de si la espondilosis se agrava con el tiempo o la edad depende de varios factores, incluidas las actividades diarias, la edad del paciente, el estado general de salud y el grado de espondilosis.

Prevención de la espondilosis

Aunque sea una enfermedad crónica, el dolor puede ser controlado con una correcta prevención. Ser consciente de los signos de la espondilosis es una forma efectiva de prevenirla y mantener la salud de la columna vertebral. Si dos o más de los siguientes síntomas se presentan constantemente, puede ser un signo de espondilosis:

  • Dolor en la parte baja de la espalda.
  • rigidez en la parte baja de la espalda.
  • Dolor que comienza en la espalda y se irradia a las piernas.
  • Limitación de movimiento.
  • Dificultad para realizar ciertos movimientos, como levantar cosas pesadas.

Otra forma efectiva de prevenir la espondilosis es realizar ejercicio. Los ejercicios aeróbicos, como caminar o trotar, ayudan a fortalecer los músculos relacionados con la columna vertebral, reduciendo el dolor. También el yoga puede ser útil para mejorar la fuerza, la flexibilidad y la postura.

Además, es importante que los adultos y los niños mantengan una buena postura al sentarse y levantarse. Por último, intenta no levantar objetos muy pesados, y si lo haces, asegúrate de levantarlos con la espalda recta. Con estas simples prácticas, la espondilosis se puede prevenir eficazmente.

Si crees que puedes tener espondilosis debes acudir al médico para que, con la historia clínica y las pruebas que considere necesarias, realice un diagnóstico lo antes posible. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a precios muy competitivos. Puedes comprar una consulta de reumatología desde 26 euros. Elige entre más de 4.000 clínicas y hospitales de toda España, y ahórrate las listas de espera aunque no tengas seguro médico.

¿Por qué se quedan las manos y pies fríos?

Tener las manos y pies fríos es normal en determinados momentos, sobre todo en invierno. Pero hay veces que es una alerta de alguna patología a tomar en cuenta como los trastornos circulatorios o neurológicos. En estos casos, además del frío, las manos y pies experimentan cambios de color en la piel, entumecimiento u hormigueo, llagas o ampollas y piel tirante o endurecida.

Principales causas

Existen diversas causas por las que las manos y los pies están fríos constantemente. Algunas tienen fácil solución y otras deben ser atendidas por especialistas médicos. Las principales son:

  • Mala circulación. La piel es el órgano más grande del cuerpo. Cuando manos y pies se quedan fríos puede ser un síntoma de mala circulación. La circulación se reduce cuando las arterias que proporcionan sangre a la piel se contraen, haciéndose más pequeñas. Esto provoca que no pase suficiente sangre para calentar el área, por lo que se queda fría.
  • Estrés. Si el sistema nervioso está excitado produce adrenalina, que es la hormona del estrés. Ante cualquier situación emocional las arterias se contraen, se reduce el flujo de sangre y se bloquea la circulación, haciendo que las extremidades se enfríen.
  • Enfermedades autoinmunes como la vasculitis. Esta patología es consiste en la inflamación de los vasos sanguíneos, en este caso de las manos y pies. En ocasiones acompaña a otras enfermedades como la fibromialgia o la artritis reumatoidea.
  • Ateroesclerosis. Se produce cuando los triglicéridos y el colesterol están elevados y hay una acumulación en las paredes de las arterias. Se forman unos depósitos denominados placas. Con el tiempo, estas placas pueden obstruir las arterias y causar problemas en todo el cuerpo. Es una causa predisponente de manos y pies fríos.
  • Algunos medicamentos para las jaquecas o migrañas.
  • Mala alimentación. Se produce por un exceso de calor en el sistema digestivo debido a una dieta inadecuada. El estómago realiza grandes esfuerzos incrementando los ácidos grasos y por ende la temperatura de esa parte del cuerpo. De esta forma se incrementa la circulación en el sistema digestivo, viéndose reducida en otras partes del cuerpo como las extremidades.
  • Neuropatía periférica diabética, producida por la diabetes de tipo II. En este caso la persona siente las manos y los pies fríos, pero cuando se tocan están calientes. Es típico de una alteración por una neuropatía periférica, diabetes o déficit de vitamina B.

Enfermedad o síndrome de Raynaud

Especial atención requiere la Enfermedad o síndrome de Raynaud. Es un síndrome de causa desconocida que provoca que las manos y los pies estén fríos y de color azulado. Esta respuesta vascular exagerada también se produce en la nariz y las orejas y se debe a un bloqueo del flujo sanguíneo. Los dedos se ponen blancos debido a la falta de circulación sanguínea; después se vuelven azules a medida que se dilatan los vasos sanguíneos, para mantener la sangre en los tejidos; finalmente se tornan rojos, a medida que la circulación se va restableciendo.

El síndrome de Raynaud secundario se asocia a enfermedades reumatológicas como la esclerosis sistémica, en la mayor parte de los casos, o la artritis reumatoide. Para evitarlo se deben tomar una serie de medidas.

  • Evitar la exposición al frío y, en caso de que no sea posible, utilizar protección como guantes, calcetines y zapatos abrigados.
  • No tomar cafeína ni medicamentos que causen vasoconstricción.
  • Huir del tabaco.

Otras causas posibles

Además de las causas anteriormente comentadas, también es importante citar algunas que tienen fácil solución y que, por lo general, suelen ser desaparecer rápido si se toman medidas. Serían:

  • Poca movilidad. Permanecer parado un periodo prolongado de tiempo disminuye la activación muscular provocando una menor circulación sanguínea.
  • Usar calzado y calcetines inadecuados durante el invierno hace que los pies pierdan calor.
  • Sudor excesivo (hiperhidrosis). El sudor frecuente, acompañado de una mala evaporación, bajará drásticamente la temperatura de los pies durante el invierno.
  • Sabañones. Es una habitual inflamación en la piel, acompañada de dolor y picor, debido al efecto repetido del frío en la circulación de los pies.

Recomendaciones para manos y pies fríos

Se pueden tomar algunas medidas para evitar que se queden frías las manos y los pies. Algunas de ellas serían:

  • Dar calor a estas partes del cuerpo realizando masajes, abrigándolo con ropa de lana, dándose baños de agua caliente y usando bolsas de agua caliente.
  • Evitar el consumo de algunos condimentos como harinas, azúcares o grasas, ya que desmineralizan sangre y tejidos.
  • Beber 2 litros de agua al día, para eliminar toxinas.
  • Hacer deporte a diario. Es menos probable que se enfríen los pies y manos ya que las arterias, venas y tejidos se nutren de energía nueva y se oxigena el cuerpo.
  • Evitar estar tensos, nerviosos o con ansiedad.

Si tienes los pies fríos de forma habitual sin estar expuesto a temperaturas muy bajas es recomendable que visites al médico para que realice un diagnóstico del problema. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites.

Qué es el urato y qué significa tener el urato alto y bajo en la sangre

El urato es un componente del ácido úrico, que es una sustancia químico de deshecho que aparece cuando el cuerpo metaboliza unas sustancias denominadas purinas. Se puede tener el urato alto o bajo en la sangre y, en función de cómo esté, se habla de una u otra patología. Mantenerlo en niveles correctos es importante porque tiene efectos antioxidantes en la sangre, protegiendo las células de los efectos negativos de los radicales libres. La cantidad recomendada de ácido úrico en las mujeres se encuentra entre los 2 y los 6 miligramos y en los hombres por debajo de los 7 mg.

Urato alto en la sangre

Hablamos de hiperuricemia cuando los niveles de ácido úrico están por encima de lo deseable. Tener elevado el ácido úrico en sangre y tejidos puede originar que cristales de urato monosódico se depositen en las articulaciones y tejido blandos, originando cálculos renales, afecciones como el espolón calcáneo o la enfermedad de la gota . Cuando esto sucede aparece inflamación en la zona, dolor, fiebre y artritis en el dedo gordo del pie, la rodilla y el tobillo. Pero no siempre que se tienen niveles altos aparecen síntomas.

El urato alto en la sangre puede aparecer por unos elevados niveles de purinas, porque los riñones no pueden eliminar correctamente el ácido úrico la sangre o por otras enfermedades secundarias que lo produzcan. Hablamos de algunas como:

  • Cáncer. La propia enfermedad o la quimioterapia producen muerte celular,
  • Enfermedad renal. El riñón no es capaz de expulsar el ácido úrico.
  • Toma de algunos medicamentos.
  • Algunos tipos de diabetes.

La mejor prevención es acudir al médico para que valore cuál es el mejor tratamiento para devolver el ácido úrico a los niveles deseados. En muchos casos la administración de antiinflamatorios no esteroides ayudan a aliviar el dolor. También se utilizan los fármacos uricosúricos, para bloquear la absorción del urato.  Asimismo, llevar una dieta baja en purinas ayuda a conseguirlo.

Urato bajo en sangre

La hipouricemia aparece cuando los niveles en sangre de ácido úrico están por debajo de 2 mg porque eliminan una cantidad excesiva en la orina. Al no presentar síntomas no necesita tratamiento. No obstante hay que prestar atención cuando se tiene el urato bajo porque nos puede dar pistas de otras enfermedades subyacentes y es el tratamiento de las mismas lo que consigue devolver el ácido úrico a unos niveles razonables.

La hipouricemia puede estar relacionada con el fracaso renal agudo en pacientes que realizan habitualmente ejercicio. En estos casos suelen presentar síntomas que aparecen a las dos semanas de realizar deporte como:

  • Fatiga general
  • Vómitos
  • Nauseas
  • Malestar abdominal

Si te has hecho una analítica y los niveles de ácido úrico están desviados te recomendamos que acudas a consulta con el médico. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte, sin esperas y a unos precios muy asequibles.

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