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Sudar es algo natural. Ayuda a mantener la temperatura corporal frente a un calor excesivo y en situaciones de tensión, como cuando se siente vergüenza, miedo o nervios. Las glándulas sudoríparas que se encuentran en las palmas de las manos, plantas de los pies, rostro, cabeza y axilas son muy sensibles a los estímulos que reciben. Pero hay personas que sudan demasiado sin ninguna causa aparente. Se llama sudoración excesiva o hiperhidrosis y ocurre por la hiperactividad de las glándulas sudoríparas. Se produce cuando el sistema nervioso funciona de forma incorrecta, produciendo una hiperactividad simpática y un exceso de respuesta sudomotora.
Supone un trastorno, tanto físico como emocional, para la persona que lo padece, al condicionar las relaciones con su entorno, personal y laboral, y las actividades que realiza. Puede generar ansiedad, estrés y depresión.
Tipos de hiperhidrosis
Esta transpiración excesiva es una afección que frecuentemente comienza en la infancia o adolescencia y que acompaña a la persona durante el resto de su vida si no se toman medidas. Se clasifica en diferentes grados, del I al IV, en función de la gravedad de la afección.
Existen diferentes tipos de hiperhidrosis:
- Primaria. La sudoración afecta a las manos, los pies y las axilas y no se conoce ninguna causa que la produzca. Aparece en cualquier momento y se sospecha que puede ser hereditaria. Un 3% de las personas la tiene.
- Secundaria. La sudoración se presenta en todo el cuerpo o solo en una zona y se produce a causa de alguna otra afección médica, como hipertiroidismo, cáncer, menopausia, parkinson o enfermedades del corazón, entre otras.
El diagnóstico es sencillo, porque los síntomas son muy visibles. La historia clínica y la exploración médica, con la realización de distintas pruebas específicas, ayudan al especialista a diagnosticar el grado de hiperhidrosis.
Tratamientos más frecuentes
La hiperhidrosis tiene cura. Existen diferentes tratamientos, en función de la gravedad de los síntomas. Los más utilizados son:
- Se pueden usar en roll on y en spray. Contienen sales de aluminio y actúan sobre las glándulas sudoríparas reduciendo el sudor.
- Toxina botulínica. Se usa en las axilas y en la palma de manos y pies. Al infiltrar la toxina en estas zonas lo que se consigue es bloquear las glándulas sudoríparas, reduciendo la sudoración. Se realiza de manera ambulatoria y tiene una duración aproximada de seis meses.
- Iontoforesis. Consiste en cerrar los canales sudoríparos con ligeras corrientes eléctricas. El paciente introduce las manos o los pies en agua durante 20 minutos y recibe pequeñas corrientes. No siempre es eficaz y la duración de los efectos es breve.
- Tratamiento dermatológicos. Se basa en la utilización de sustancias que ayudan a reducir la sudoración. Las más utilizadas son el clorato de aluminio en altas concentraciones y las sustancias anticolinérgicas como el glicopirrolato o la oxibitina. Pueden provocar irritaciones en la piel y otros efectos secundarios.
- Tratamientos quirúrgicos. Existen distintas intervenciones que ponen fin al problema de la excesiva sudoración:
- Eliminación de glándulas sudoríparas por succión, curetaje subdérmico, liposucción o curetaje directo.
- Simpatectomía Endoscópica Torácica: Es la más común y se emplea en pacientes que no han respondido a otros tratamientos. Consiste en la desactivación de los ganglios torácicos principales de la cadena paravertebral, responsables de la trasmitir los estímulos nerviosos de la región a tratar. Se realiza por laparoscopia, por lo que es mínimamente invasiva. Esta intervención presenta un alto grado de éxito, sobre todo en niños
Se sabe que muchas personas con hiperhidrosis palmar o axilar no acuden al dermatólogo por vergüenza o porque piensan que su patología no tiene solución. No obstante, el tratamiento médico ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas con sudoración excesiva e incluso a poner fin al problema.